Cartas de una Reina (#7 Amores en la realeza)

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Kit:

"Con amor, Kit"

Escribo la última linea y cuando estoy por reeler la carta antes de guardarla en el sombre, Grayson me lo arrebata.

Joder...

—"Querida reina de Arcelia...—Lee mi hermano y me mira.—¿Es una broma? Ni reina es.

—Pronto lo será y ya devuélveme eso.

Estiro la mano, pero aleja la carta y sigue leyendo.

—"Lamento decir que tal vez esta sea la última carta que enviare en un tiempo, ya que ...—Se detiene.—¿Es una broma? Por supuesto que esta enterada, no debes gastar tinta en esto.

Le arrebato la carta.

—Además... ¿Cómo planeas que esto llegue a Arcelia? Viste el mismo decreto que yo, mierda.—Suspira.—Esto arruino mis planes ¡Ya se!—De pronto se le prendió la antorcha.—... Ahora que estas sin empleo.

Arqueo una ceja.

—Tal vez debas ayudarme a elaborar el plan ... para cuando esto termine.

—No te voy a ayudar a robar la diadema, Grayson.

—Mierda, que aburrido ¿Qué harás entonces?—Mira la carta en mis manos.—Escribir infinidad de veces a la princesa.—El mismo se corrige.—Perdón, futura reina ¿Lo dije bien?

—Déjalo asi.

—Sabes que no puedo. Tienes una obsesión con ella.

—No es obsesión, yo...

—Tampoco es amor ¿Cómo te enamoras de alguien que no has visto? ¿Qué pasa si la conoces y no es como te gusta?

—Debe serlo.—Digo mirando la carta.—Porque es ella quien las escribe.

—Tan seguro estas que es como lo pintan las cartas, si terminas llevándote una decepción...

—Grayson.

—No estoy para lidiar con mi hermano y su corazón roto, tengo que planear un asalto.

Respira, Kit, respira.

—No quiero romperte la ilusión, hermano, pero un golpe de realidad hace bien.—Insiste.—Si me lo preguntas es solo una princesa mimada que esta aburrida en su castillo y te escribe.

—¿No crees que tengo posibilidad de enamorar a una princesa?

—Tu si, yo no.—Contesta mi hermano.—Aunque ese no es el punto.

—Si, aunque no te pregunte tampoco.

—Joder.

—Con un hermano asi para que quiero enemigos.

—Soy tu hermano y por eso te digo lo que pienso, las princesas no son para personas como nosotros.

—No quiero una princesa, ni siquiera me importa si es una princesa. Me gusta la chica con la que hablo en las cartas, es todo.

El suspira.—Como digas ... ¿Y bien? No respondiste mi pregunta ¿Cómo lo harás?—Frunzo el ceño al oírlo.—¿Cómo le entregaras la carta si los caminos se cerraron?

Ni yo lo se.

(***)

—¡¿Cómo vamos a vivir si no trabajamos?!