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Kit:

La última prenda cae del cuerpo de la marquesa y el mío reacciona solo, en un momento estoy de pie frente a ella perdido en lo hermosa que se ve bajo la poca iluminación de los faroles dentro de la habitación y al otro mi boca esta poseyendo la suya.

Los labios de Murphy encajan perfecto sobre los míos, igual que siempre, se mueven a mi ritmo, tan adictivos como cada vez que la he besado, esta noche no es la excepción, sino es mucho más, la cantidad de excitación que siento me nubla la mente y no puedo dejar de acariciarla mientras la beso, la marquesita tampoco puede, ya esta desnuda, pero me ayuda a mi a quitarme prenda por prenda.

El camisón es lo primero que cae, sus manos aplastan mi piel y bajan en un solo camino a los pantalones que desajusta, le toco los pezones duros y siento lo hinchada que tengo la verga cuando las manos llegan al lugar.

Decir que no tengo experiencia en el sexo seria una mentira, menos perteneciendo a un reino donde destacan los burdeles tanto como sus flores y postras, y más aun teniendo un hermano como el que tengo, hace algunos años Grayson y su idea de llevarnos a un burdel me llevó también a mi primera experiencia sexual, fue una combinación extraña de muchas cosas, pero acabe satisfecho pese a que al inicio me negaba a ir...

Sin embargo lo que siento ahora no se acerca a esa vez, en esa ocasión todo fue fisico, mi cuerpo reaccionaba con una experiencia nunca antes conocida, pero ahora, lo que siento junto a Murphy no es solo fisico, mis sentimientos estan incluidos, mis sentimientos por la marquesita.

La deseo, la deseo mucho...

Deseo hacer tantas cosas con ella y cuando me inclino a besar sus muslos, ella me detiene y lleva su boca a la mía, sus brazos me rodean el cuello.

—Ya hemos tenido muchas interrupciones, antes que algo nos detenga... te quiero sentir.—Me pide y la arrastro conmigo hacia la cama.

Su cuerpo desnudo lo acuesto sobre el colchón del camarote y me subo sobre ella, aun con los faroles moviéndose junto al ritmo que avanza la carabela y luchando por no apagarse, ella se ve tan atractiva y tan perfecta esperando ser mía que no se por donde iniciar.

—Kit...—Atrae su cadera a la mía y echa la cabeza hacia atrás al sentir lo duro que estoy.—Oh dios... no aguanto. No aguanto, Kit.

Le beso la boca y mis manos se pasean por su cuerpo hasta bajar a los muslos, los dedos se me humedecen al llegar y hago presión excitándola con mi dedo.

—Te necesito mojada cuando te lo meta.

—Todo un caballero.—Se ríe.—¿Cómo es que no he visto este lado antes?

—Lo veras esta noche.

—No me hagas esperar más, entonc...—Gime cuando hundo más mi dedo, su cuerpo se retuerce y al igual que ella no lo soporto.

Dejo ir mi dedo de su sexo para llenarlo con mi verga, mi mano envuelve el tronco, masajeo y siento que si continuo ahi mismo me correré, asi que acerco el glande a su entrada.

—Marquesita...

Ella jadea y me presiona hundiéndome de golpe, el calor de sus paredes me rodea el tronco y sus manos me estrujan el culo.

—Joder, realmente no podías esperar.

—Uhmm.—Envuelve las caderas atrayéndome más y me clavo bien en ella.—Asi, lléname toda, Kit.

—Cada vez me sorprendes más, marquesita.

Digo lo mismo.

La beso y empiezo a penetrarla, mis caderas golpean las suyas y la marquesita me recibe preparada, sus manos no bajan de mi trasero, me asfixian sin dejar espacio en nuestras partes con cada estocada y eso me vuelve loco, tanto como lo caliente que esta su sexo y lo maravilloso que mi corazón se siente.

La deseo tanto y ella me importa tanto...

Kit... más.

Mantiene una mano en el lugar y la otra sube a palparme la espalda, desea tocarme tanto como yo a ella, sin perderme ni una sola parte de su hermosa anatomía, porque ese cuerpo esta echo para que lo toquen y lo veneren, y eso quiero.

No parare hasta probarlo todo.

—¡Oh dios!—Grita cuando su cadera resuena fuerte con el nuevo choque.

No dejo de hundirme en su sexo que no deja de chorrear, el calor me consume y en mi mente solo esta ella, ella cuando la conocí, ella la primera noche que la vi cambiarse a través de la sombra de la carpa y ella desnuda, acostada como una ofrenda y yo bebiendo de su sexo...

Se me endurece más con cada pensamiento, si sigo mi verga explotara de lo gorda que cada vez se pone.

Dios... como puedo desearla tanto.

No lo soporto, siento que necesito más y no dejo de subir el ritmo, azotando con violencia. La cama rechina al golpearse la madera contra la pared y los gemidos de la marquesita suben.

Me encanta...

Joder...

La levanto y la hago subir, y bajar directo a mi verga. Ella tiembla sobre mi por la invasión y la abrazo.

Marquesita.—No lo pido, pero ella sabe que es lo que deseo.

Sonríe y me sujeta de los hombros, estoy perdido en su rostro mientras ella comienza a moverse cada vez más rapido, entonces ambos encontramos el punto exacto.




Murphy:

La luz del sol atraviesa las cortinas iluminando la habitación, pero despierto por la mano en mi espalda que no deja de deslizarse por el lugar.

Levanto la cabeza y olvide que estaba desnuda, enseguida me giro hacia Kit.

—Ya amaneció.—Pronuncio levantando la mirada hacia la ventana, aunque sigo viendo solo mar alrededor.

Sin embargo quedan 2 noches...

Trago saliva, Kit esta perdido en mi rostro, el cual ahora acaricia.

Ignoro el dolor que siente mi pecho y me acurruco a su lado, me besa despacio y vuelvo a tenerlo encima.

Mis caderas chocan contra las suyas y recibo la primera estocada que desde el primer momento me hace ver estrellas.

Dios, si...

Lo abrazo y empieza a penetrarme con el mismo ritmo de anoche, mis manos suben a su espalda y hundo la uñas, lo escucho gemir mientras me penetra y mis ojos se llenan de lagrimas.

Oh... Kit...

Aprovechare cada minuto a tu lado, cada minuto hasta que llegue el momento de separarnos.



Cartas de una Reina (#7 Amores en la realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora