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Murphy:

—Hijo... ¿Pero qué estas diciendo?—El rostro de la reina se llena de sorpresa.—¿Quieres que..?—Me mira.

—¿Deseas llevar a la marquesa a la isla?—Completa el rey por ella.

—Ya no es la marquesa, es mi mujer.—Jhonathan de Arcelia es claro. 

La reina se llena de sorpresa y mi prometido se vuelve hacia mi con orgullo.

—Y pronto será mi esposa.

La reina vuelve a tomar la palabra.—¿Consumaron el matrimonio antes de tiempo?

No es una pregunta que necesite ser contestada y el solo responde rodeándome la cintura con un brazo, entregar la pureza significa tanto en reinos como Arcelia o Damaria...

No hay vuelta atrás y ahora lo saben, saben que me quedare con el y seré su princesa.

—Entiendo. 

—La boda será este viernes.—Nos recuerda el rey y mira a su esposa.—Tal vez es hora de que la marquesa...

—Que  mi prometida conozca nuestras costumbres.—Asegura el príncipe.—¿No es asi, madre?

No debo retroceder...



Kit:

Me he golpeado tanto en este viaje que creí que un golpe más no lo sentiría y no fue asi.

Dolio y sigue doliendo.

—¡¿Qué mierda?!

Intento moverme y mover mis manos atadas detrás de la silla. Estoy inmovilizado dentro del camarote que ocupó la princesa hace algunas noches.

—¡Joder!

Abren la puerta y los miembros de la tripulación ingresan, entre ellos Berni, quien tiene una cuchilla en la mano y logra que me tense.

Berni levanta ambas manos junto al cuchillo.

—Cálmate, Kit, voy a soltarte, pero deja de hacer bulla.

—No le pides eso a alguien que has golpeado.—Comenta otro.

—Silencio, Dave.—Lo calla Berni y se para frente a mi.

Chaquea los dedos delante.

—Hey, ya basta, no hare nada, si sigues ofuscado no te soltare ¿Tenemos un trato?

Miro a todos los hombres que han entrado al camarote.

—Solo suéltame, joder. Tu nudo empieza a cortarme la circulación.

Me rodea y comienza a cortar la cuerda, cuando me suelta se pone delante mío, pero lo único que hago es sobar mis muñecas que han quedado con las marcas de la cuerda.

—¿Alguien puede explicarme que sucede?

Ellos intercambian miradas.

—Yo lo hare si prometes no alterarte y seguir esto como se planeo.

Respiro profundo y asiento.

—Empieza a hablar.

Mira a sus compañeros, algunos indecisos por contarme.

—Berni, tal vez...

—No podemos confiar.

Berni sonríe.—Es el amorcito de nuestra marquesa, claro que podemos confiar.

Cartas de una Reina (#7 Amores en la realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora