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Murphy:

La mañana siguiente aun estoy dentro de la habitación del príncipe, despierto antes que el y recojo mi prenda, me la vuelvo a colocar rapido y  salgo de la habitación.

Espero que nadie este despierto cuando bajo las escaleras del piso del príncipe hacia el piso donde esta mi habitación, acelero mis pasos y llego al último escalón, pero cuando voy a doblar su cuerpo me hace retroceder.

—Kit...




Kit:

Iba a verla...

A la princesa y despues iba a verla a ella... 

Pero ahora me doy con la sorpresa que esta bajando del piso donde descansan los príncipes o eso me dijeron las criadas, y no necesito analizar que no vino de la habitación de Cassandra.

Mis ojos se pasean por su aspecto, empezando por como lleva de mal puesta la bata y luego paso al cabello desarreglado, me duele la vista y no quiero mirar ni un espacio de su piel.

El dolor me presiona el pecho y siento ganas de vomitar, pero tengo que saberlo, debo confirmarlo o no:

—¿Te acostaste con el?

Los ojos de la marquesita se abren, pero casi al instante veo el mismo dolor que yo experimento, mientras ahora soy yo el que siente rabia.

—Te acostaste con el.—Confirmo yo mismo y ella ha acabado con toda la esperanza que creí que había para nosotros.

—Kit...

Los ojos me arden, las nauseas regresan y aprieto los puños conteniendo lo que siento.

—Me voy esta tarde.

La miro y una jodida lagrima cae por mi mejilla.

—Iba a ir a decírselo a la princesa y luego...—Trago duro.—Eso ya no importa.

—Pense que tú y ella.

—¿Ella y yo que?

—Dijiste.

—No me dejaste hablar. 

—¿Entonces lo que dijiste fue para lastimarme?

—¿Y acostarte con el fue para devolvérmela?

Sus ojos se abren mucho.

—No lo entiendes, Kit. Yo...

—Basta.

Se detiene y con todo el dolor que siento, lo digo:

—Que seas muy feliz, marquesa.

Los ojos de Murphy empiezan a lagrimear, pero no me quedo a verla llorar, sigo mi camino para despedirme de Cassandra.



(***)



—No esperaba recibir una noticia tan temprano.—Pronuncia la princesa muy sorprendida. 

Trago saliva.

—Me disculpo si fueron mis padres o mi hermano los que te hicieron sentir incomodo.—Contesta.—Si esa es la razón...

—Lo lamento, princesa.

Cartas de una Reina (#7 Amores en la realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora