Murphy:
Abro los ojos por un extraño ruido y mientras tomo conciencia, recuerdo todo y por un momento creí que no lo lograría, miro a ambos lados encontrando en la misma habitación a Kit, acostado sobre una cama, inconsciente y con dos siluetas a su lado, una de ellas y quien resulta ser un hombre, le esta extrayendo el veneno con la boca.
Me levanto... y la mujer alza la mano en mi dirección, parándome. El hombre escupe el veneno en un recipiente y ella le entrega un recipiente con liquido con el que enjuaga su boca.
Respiro profundo.—¿Él estará bien?
—Lo estará.—Me asegura el hombre.
El hombre se levanta y comienza a limpiar sus manos mientras me observa.
—La serpiente que lo mordió era un bebe.—Señala cerca de mi y me encuentro con el animal muerto.—Su veneno es más poderoso cuando son adultas, pero para su edad alcanza paralizarte y bajar tu respiración, aun asi considero una buena decisión que lo trajeras contigo.
—El es nuestro curandero.—Me presenta la mujer.
Asiento.
—Aqui debemos cuidarnos con lo que podamos, más si la reina no vela por nosotros.
Bajo la mirada.
La mujer le agradece y lo acompaña a la salida, intento levantarme y fuera de la habitación la escucho preguntar:
—¿Algo que tomar?
—No, gracias... —Camino hacia la puerta y veo su humilde casa, el comedor esta cerca de la puerta y la sala ocupa el mismo lugar.—Habían más personas con nosotros..
—Tiene una suerte haberse cruzado con los cuervos.—Me interrumpe mientras prepara algo de te.
—¿Ellos no...
—Lo saben.—Me interrumpe.
Niego.—¿Por qué...?
—Solo ellos lo saben .—Me interrumpe.—Si quiere saber porque la dejaron vivir debe hacerle la pregunta a ellos.
Trago saliva.—¿Dónde estan ahora?
Duda en decírmelo y lo entiendo.
—Quien sabe.—Encoje los hombros.—Es la verdad, nadie sabe donde se esconden, pero nadie pregunta, no tenemos porque cuando ellos nos protegen.
Trago saliva.—Entiendo.
Sirve el te pese a decirle que no deseaba y me lo extiende.
Lo recibo y bebo un poco, de quererme muerta no estaría respirando ahora.
—¿Sabes quien soy?—Le pregunto solo para asegurarme y ella baja la cabeza.
—Lo se, marquesa.
(***)
Kit sigue dormido y cambio los pañuelos por nuevos, le limpio el rostro y me quedo a su lado, sentada en una silla de piedra frente a su cama.
—¿He causado muchos problemas, no?.—Contengo una sonrisa que se me acaba escapando, una sonrisa débil.—Han sido dias horribles en el bosque, nos han atacado personas y animales, tuviste que sacarme de las arenas movedizas y cuidar de mi mientras luchaba con la fiebre.
Respiro profundo.
—Tuviste que soportar que te lanzara por un barranco y... casi mueres por mi imprudencia, y ahora... —Respiro profundo.—Estas postrado en una cama porque decidí tomar esa ruta... Lamento que tuvieras que pasar por esto al llevarme a Arcelia.
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Cartas de una Reina (#7 Amores en la realeza)
Ficción históricaKit solo tiene un deseo: Conocer a la princesa y según sus propias palabras, próxima reina de Arcelia, la mujer de la que se enamoro a través de las cartas. Y digamos que el destino salta a su favor cuando se le encomiende una misión : Llevar a Murp...