Cartas de una Reina (#7 Amores en la realeza)

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Murphy:

Despierto cuando abren la puerta la habitación y mis ojos notan enseguida a Kit, quien va directo a sus cosas y comienza meter dentro lo que trae en una bolsa blanca recien comprada , mientras yo me pregunto en que momento salió.

O si volvió y durmió a mi lado anoche

—Yo también estoy cansado, Marquesa.—Dice sin mirarme.—Pero ya ha dormido demasiado, es medio día y debemos partir.

Me siento sobre la cama.

—¿Me has dejado dormir tanto?

—Me lo agradecerá en el viaje.

¿Por qué me habla de usted?

Frunzo el ceño.

El me mira.—Coma algo y partiremos, hay un carruaje que llevara ilegales por los caminos de Obsidiana y nos dejara en el bosque de Arcaría, despues de ahi solo será hora y media para el primer pueblo, máximo dos horas.—Me asegura y se coloca el bolso en el hombro.—Volveré despues del pago y quiero encontrarla lista.

Dicho eso se marcha.

Kit:

Le pago al vendedor con las últimas rocas de Obsidiana que tengo y me guardo una porción de salchichas ahumadas, a la marquesa le doy la mitad para comer ahora y ella lo recibe.

—Solo nos queda esto, disfrútalo.—Le digo a la marquesa.—Guarde la mitad en el camino si nos da hambre.

No protesta y comienza a comer, le indico que me siga y vamos directo al punto de encuentro  cerca de la entrada del bosque.

El carruaje Omnibus se encuentra ahi.

—Al fin, creí que no llegarían.—Me dice el hombre con el que separe los asiento mientras alistaba su carruaje y noto que ya hay como dos parejas dentro, de las cuales uno tienen dos niños, un bebe que carga la madre y un niño pequeño que no debe pasar más de los cuatro años.—Suban, no pierdan el tiempo.

Me adelanto yo primero disculpándome con la gente ya que el lugar es muy estrecho, me vuelvo hacia la marquesa y le extiendo la mano.

Ella se lo queda viendo y lo acepta, sus dedos rozan mi piel y mi corazón se acelera cuando vuelven a encontrarse sus ojos con los míos, ignoro la sensación extraña y la ayudo a subir, ocupamos el asiento en la entrada frente a la pareja con dos hijos.

Y el carruaje no tarda en empezar a andar.

(***)

En la noche hace frio, asi que nos envuelvo a la marquesa y a mi con una de las sabanas con las que nos cubrimos en la tienda de campaña, la misma que mande a lavar antes.

Le cubro bien y su mirada encuentra la mía.—Gracias.

Me sorprende su "Gracias" pero asiento.

El viaje continua y hacemos dos paradas durante el día para estirar las piernas o para que quienes deseen ocupen el baño.

Volvemos al carruaje y la marquesa se duerme en mi hombro una hora más, despierta hambrienta y yo también lo estoy, por lo que saco las salchichas abriendo la bolsa donde las metí.

Le ofrezco y ella lo recibe aceptando un par. Comemos tratando de hacer menos ruido posible hasta que noto que el niño de la pareja observa las salchichas que quedan.