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Murphy:

Abro los ojos encontrándome con un techo blanco y mi cuerpo se siente algo cansada, pero no como para volverme a dormir.

Miro a mi alrededor encontrando a Kit dormido sobre una silla.

—Kit...

—¿Murphy?—La voz de un extraño me hace levantar la cabeza, es una mujer que lleva un vestido blanco junto a un mandil y un gorro con el símbolo de una cruz roja en la cabeza.

¿Estoy en....

—Estas en Alejandría.—Responde ella como si leyera mi mente o solo me vio bien desorientada. Se acerca a mi y me ofrece beber el liquido que trae en una taza.—Bébelo todo, te hara bien.

Me ayuda a inclinar la cabeza y lo bebo.

—Muy bien.

Me vuelve a acostar sobre la camilla y se vuelve hacia Kit.

—Tranquila, no tiene nada. Lo revisamos, aunque hay una herida en su mano, ya sano y de igual forma le pusimos medicamento para descartar infecciones.

Eso me hace sentir más tranquila.

—Ahora esta descansando, tu también debes hacerlo.

Asiento y cierro los ojos.

—Necesito su datos antes.

Me giro hacia ella y vuelvo a ver a Kit.

Trago saliva.—Murphy, solo soy Murphy.




Kit:

—Has dormido mucho, cartero.—Y me lo devuelve por segunda vez cuando abro los ojos, pero no puedo evitar sentirme emocionado de verla recuperada 

Me levanto y me acerco a su cama.

—Hola... ¿Cómo te sientes?

Sonríe despacio.—Bien.

Su sonrisa es contagiosa.—Vamos a descansar un día más y si no te veo recuperada mañana entonces nos quedaremos más dias.

—Kit...

—¿Me escuchaste, Murphy?

—Si, te escuche.

Me siento más relajado ahora.

—¿Puedes hacer algo por mi?

—Cualquier cosa.


(***)



Pido las extrañas plantas que no había oído antes, el hombre que me atiende me deja esperando detrás del mostrador mientras lo busca más adentro.

Me paseo por la tienda mientras lo hace y esta vez me aseguro de tomar más hiervas que combaten el agotamiento y la fiebre.

—Con esto ella estará bien.—Digo para mi mismo y sonrio.

—¡Encontre tus hiervas!

Me giro hacia el hombre que ya esta de regreso.

—Si, gracias y quiero estas también.—Le muestro la bolsas con hiervas que elegí.

—Bien, todo son 50.

¿50 qué?

Arqueo una ceja.—Esto esta 10, lo otro...¿Tanto cuesta estas...

—Si.

—¿Y qué son?

El suspira y murmura.—Otro al que le manda novia.

—Hey.

—Anticonceptivos.—Contesta.—La reina Charity los fabrica, por eso su precio ¿Vas a pagarme o no?

Trago saliva y lo pago, pero la molestia de mi pecho no se va porque por un momento lo había olvidado...

Olvide que la estoy llevando a Arcelia para que se case con otro hombre....

Y eso me fastidia...

Me fastidia porque ella me gusta.




Kit admitió sus sentimientos.

Nos leemos.

>>Yiemir.

Cartas de una Reina (#7 Amores en la realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora