Murphy:
Antes de dirigirme al puerto, tomo un baño en el palacio o mejor dicho me hacen tomar un baño porque esa noche las mujeres que se ocupan de la reina se ocupan de mi, me asean y arreglan, enjabonan y limpian mi cuerpo, me dejan perfumada y las uñas sucias que adquirí en el viaje vuelven a estar como antes, termino oliendo a flores y perfumes, no solo el cuerpo, sino también el cabello, el cual cepillan y desenredan tirando con fuerza, algunos mechones terminan arrancados, pero el dolor es más intenso cuando a la mañana siguiente me hacen un moño que no deja ni un mechón suelto hacia adelante.
Empiezan a maquillarme, primero los labios, luego el rostro y cuando llega a mi cicatriz, le detengo el brazo a una sorprendiendo a todas las que estan presentes.
La imagen del hombre que me acompañó y a quien no le importaba mi cicatriz aparece en mi mente y es fugaz, entonces suelto a la mujer dejando que oculte mi cicatriz.
Trago saliva y pregunto por la reina.—¿Linnet?
—La reina partió a visitar el hogar de una noble, marquesa.
Me alegro, no quiero lidiar con ella ahora.
Otra mujer ingresa y lleva mi vestido, un vestido color celeste, largo y abierto en cuello V hasta la cintura, donde un cinturón dorado rodea la zona ocultando la desnudez que puede exponerse la tela, no hay mangas, solo tiras a la altura de los hombros y que se unen con una capa, la falda es bastante larga pero no pomposa y oculta los pies.
—Sin la capa.—Pido.—Llevare mi túnica ¿Esta lista?
—Claro que si, marquesa.
—Bien.—Contesto y dejo que sigan maquillándome.
(***)
Linnet no me otorga un barco y no esperaba que lo hiciera tampoco, ingreso al puerto de los pueblos bajos pese a la advertencia de la guardia aunque no se ponen en contra de mi elección, hallo a los hombres con los que me iba a encontrar ahi, son pocos y veo otros barcos mejor equipados a la distancia.
—Marquesa.
Saludo a cada uno.
—¿Nos vamos ya ?—Les pregunto.
—Su carabela esta listo hace una semana.
Pongo los ojos sobre el, es justo lo que necesito.
—Lamento la demora, el viaje se alargo.
—Yo debería decir eso.
Detrás de ellos y dentro del navío veo una silueta similar asomándose.
Kit....
Kit:
—¿No vas a decir algo, marquesita?—Insisto al verla en silencio, he bajado de la carabela y detrás de mi los hombres se encuentran subiendo provisiones.
—No.
—¿No qué?
—No vendrás.—Sube la rampa hacia el barco, pero se detiene al oírme.
—Soy el cartero y tu eres el paquete.—Contesto.—Y si, debo estar loco por llevarte a casarte y a los brazos de otro hombre, pero ...
—Kit...
—No se lo que sucede, pero si dices que aun queda camino peligroso hasta Arcelia, no pienses que voy a permitir que la mujer que me importa vaya sola a ese lugar.
—¿La mujer que te importa?—Me interrumpe, le piden a la marquesita que se mueva cuando van a subir más provisiones y ella lo hace.
Los hombres pasan cargando barriles y ella baja la rampa hasta estar delante de mi, de nuevo.
Sus ojos se mantienen sobre los míos.—¿Por qué no estas de camino a Damaria, Kit?
Sonrio y me acerco a ella, tomo su rostro.
—Que hermosa te ves.—Pronuncio.—Aunque prefiero que no ocultes la cicatriz en tu rostro.
Ella me baja la mano.
—Soy la marquesa de Solaría, Kit.
—Lo dejaste claro esa noche.
—¿Y no te importa?
—No.
Los ojos se llenan de lagrimas.
—Intente pararlo, pero ella...—Contiene la respiración.—Quemo todo ese pueblo... yo solo empeore todo. Y cuando regrese será peor, no quiero que tú...veas más de esto.
Se toca la cicatriz y me tenso.
—¿Linnet de Solaría te las hizo?—Pregunto y veo como pasa saliva.—¿Ella te causo las cicatrices?
—Linnet ha hecho muchas cosas, Kit.—Me asegura.—Y no te quiero aqui cuando regrese, mi viaje a Arcelia no será nada comparado a mi retorno.
Cierro los puños.
—Le pertenezco a Linnet.
—No..—Pronuncio y vuelvo a repetir.—No y si dices que se acabara, si estas tan segura con más razón debo ir.
—Marquesa.—La llaman desde adentro de la carabera.
Ella se gira hacia el hombre.
—Murphy.—Vuelvo a llamarla y vuelvo a ser su atención.—Déjame ir contigo.—Le pido.—Déjame tener este viaje juntos... si piensas que será la última vez, entonces déjame
—Kit...
—Déjame terminar este viaje a tu lado, Murphy.
Ella duda y luego.
—Bien.—Contesta y mi corazón se acelera.—Pero no harás preguntas... y cuando regresemos.
—Si marquesita.
—No volveremos a vernos las caras, Kit ¿Entiendes? Yo volveré a Solaría a cumplir mi castigo y tú regresaras a Damaria.
La presión en mi pecho es fuerte, mis puños se cierran y trago saliva.
—Kit, si aceptas...
—Esta bien.—Contesto.—Que sea asi.
El último tramo de nuestro viaje y luego... Ella y yo iremos por caminos diferentes.
ESTÁS LEYENDO
Cartas de una Reina (#7 Amores en la realeza)
Ficción históricaKit solo tiene un deseo: Conocer a la princesa y según sus propias palabras, próxima reina de Arcelia, la mujer de la que se enamoro a través de las cartas. Y digamos que el destino salta a su favor cuando se le encomiende una misión : Llevar a Murp...