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La hija de Mitsuya y TN, Rei, era un verdadero tesoro, tanto en belleza como en personalidad. Su encanto natural y su amabilidad eran evidentes para todos los que la conocían, y los niños de su edad no eran una excepción. Rei atraía la atención con su carisma y gracia, capturando los corazones de muchos, algo que no pasaba desapercibido para su padre, Mitsuya.
Mitsuya, aunque feliz de tener una hija tan hermosa y amable, se encontraba ocasionalmente celoso al ver cómo otros niños se sentían atraídos por Rei. Hakkai, su amigo de toda la vida, notaba los celos de Mitsuya y, en lugar de mostrar simpatía, se burlaba amistosamente de él.
Hakkai.Vamos, Mitsuya, Rei es increíblemente hermosa y tiene una personalidad asombrosa. No deberías sorprenderte de que todos los niños estén enamorados de ella
Mitsuya, con una mirada de resignación, respondió:
Mitsuya. Lo sé, Hakkai, pero a veces no puedo evitar sentirme un poco celoso. Solo quiero protegerla y asegurarme de que siempre sea feliz
Hakkai puso una mano en el hombro de Mitsuya con cariño.
Hakkai.Eso es comprensible, amigo. Pero recuerda que Rei tiene una personalidad increíble y siempre sabrá cómo manejar estas situaciones. Además, tiene a dos padres amorosos que estarán ahí para ella en cada paso del camino
Las palabras de Hakkai resonaron en el corazón de Mitsuya, recordándole la importancia de confiar en la crianza que él y TN estaban proporcionando. A medida que Rei crecía, Mitsuya aprendía a dejar de lado sus celos y a confiar en el amor que compartían como familia. Con el apoyo de amigos como Hakkai y la fuerza de su vínculo familiar, Mitsuya encontró la paz y la confianza para enfrentar las inevitables travesías del corazón de su hija.
