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Wakasa observaba con admiración y amor a su hija Naomi, una niña que heredó la increíble combinación de la belleza etérea de su padre y la gracia de su madre TN. Naomi se destacaba por su belleza y encanto, capturando la atención de todos a su alrededor, incluidos los niños de su clase.
Los compañeros de clase de Naomi quedaban fascinados por su elegancia y dulzura, deseando estar cerca de ella y ser amigos. Sin embargo, esta atención extra no pasaba desapercibida por los amigos cercanos de Wakasa: Shinichiro, Takeomi y Benkei. A veces, su cariñoso sarcasmo se convertía en bromas dirigidas a Wakasa, quien, aunque sabía que eran en tono de broma, sentía una punzada de celos protector hacia su hija.
Shinichiro. Vaya, Wakasa, parece que Naomi está a punto de superarte en popularidad -bromeó Shinichiro con una sonrisa juguetona-
Takeomi, riendo, agregó:
Takeomi. Sí, es solo cuestión de tiempo antes de que la llamen la belleza de la familia"
Benkei, tratando de suavizar el tono, dijo:
Benkei. Bueno, al menos sabemos de quién heredó esa gracia y no fue de wakasa.
Aunque las bromas de sus amigos estaban destinadas a ser ligeras, Wakasa no pudo evitar sentir un pequeño pinchazo de celos paternal. Sin embargo, rápidamente se recordó a sí mismo que la belleza de Naomi era solo una pequeña parte de lo que la hacía especial. Su amor, su inteligencia y su calidez eran cualidades que realmente definían su carácter.
Con una sonrisa, Wakasa se unió a las bromas de sus amigos, encontrando consuelo en el amor incondicional que compartía con Naomi. A medida que crecía, estaba decidido a enseñarle no solo sobre su belleza exterior, sino también sobre el valor de su carácter y las habilidades que la harían destacar en el mundo.
A pesar de las bromas y los celos momentáneos, el amor de Wakasa por Naomi solo se fortaleció, y estaba decidido a apoyarla en su viaje, celebrando cada parte de lo que la hacía única y especial.
