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Inupi, a pesar de su amor incondicional por su hijo Aki, se encontraba lidiando con un sentimiento inusual: los celos. Cada vez que veía a Aki siempre buscando los pechos de su mamá, sentía una punzada de envidia y tristeza. Se encontraba en un dilema interno, sabiendo que era natural para un bebé querer estar cerca de su madre, pero aun así, no podía evitar sentirse desplazado.
Tratando de comprender sus emociones, Inupi decidió hablar abiertamente con TN sobre lo que estaba experimentando. Una noche, cuando Aki finalmente se quedó dormido, Inupi se sentó junto a TN y compartió sus sentimientos.
Inupi. TN, sé que suena egoísta, pero a veces siento celos cuando Aki siempre quiere estar en tus pechos. Sé que es normal y que es parte de ser un bebé, pero me duele sentirme como si estuviera perdiendo tiempo contigo
admitió Inupi, su voz llena de vulnerabilidad.
TN, con ternura en sus ojos, acarició la mano de Inupi y le respondió con comprensión.
TN. Inupi, te amo y te valoro profundamente. Pero también amo a Aki y quiero estar ahí para él en cada momento. No significa que te ame menos. Estamos en esto juntos, como familia. Siempre encontraremos tiempo para nosotros también, lo prometo
Las palabras de TN tranquilizaron el corazón de Inupi. A medida que Aki crecía y se desarrollaba, Inupi y TN encontraron formas de equilibrar el tiempo que pasaban juntos como pareja y como familia.
