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En una noche de Halloween, Chifuyu y su hija Nozomi se prepararon emocionadas para salir a pedir dulces. Chifuyu ayudó a Nozomi a colocarse su disfraz de bruja mientras ella sostenía una pequeña bolsa para los dulces con una sonrisa emocionada en su rostro.
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Chifuyu. ¿Estás lista, Nozomi? - preguntó Chifuyu con cariño mientras ajustaba el sombrero de bruja de su hija.-
Nozomi. Sí, papá, ¡estoy muy emocionada! - exclamó Nozomi, agitando su varita mágica de juguete con entusiasmo.5
Salieron a la oscura noche de Halloween, las luces de las casas brillaban con decoraciones espeluznantes y risas infantiles llenaban el aire. Nozomi corría de puerta en puerta, tocando timbres con entusiasmo y diciendo "truco o trato" con una voz animada.
Chifuyu la seguía de cerca, sonriendo ante la alegría de su hija. La gente del vecindario los recibía con sonrisas y les llenaba sus bolsas de dulces. Nozomi estaba encantada con cada golosina que recibía y no podía esperar para llegar a casa y contar sus tesoros.
Después de recorrer varias casas y acumular una cantidad considerable de dulces, regresaron a casa. Nozomi vació su bolsa sobre la mesa y comenzó a organizar sus golosinas con emoción.
Nozomi. Mira, papá, conseguí muchos caramelos y chocolates!
exclamó Nozomi, mostrando sus tesoros con orgullo.
Chifuyu sonrió y se sentó junto a ella.
Chifuyu. Parece que has tenido una gran noche, Nozomi. Ahora, ¿qué dices de compartir algunos de esos dulces mientras vemos una película de Halloween juntos?
Los ojos de Nozomi se iluminaron y asintió emocionada. Pasaron el resto de la noche acurrucados en el sofá, disfrutando de su botín de Halloween y compartiendo risas mientras veían una película de miedo en la tenue luz de la sala de estar.
Fue una noche de Halloween llena de diversión, risas y vínculos familiares, una memoria que Chifuyu y Nozomi atesorarían para siempre.
