La verdad no sé si decir que en la secundaria todo va bien o mal; por un lado me divierto con mis amigos y algunos profesores me caen bien, pero es una tortura tener qué ver a Ernesto todos los días, durante casí todo el día, ya que las clases comienzan a las 2:00pm y terminan a las 7:45pm. Es muchísimo tiempo, cada vez me resulta más y más difícil mi estancia ahí. Tengo problemas con casi todos los profesores, ya que no logro concentrarme en sus clases, no entrego algunas tareas, les contesto muy mal a casi todos y apenas unas semanas de estar ahí, ya llevo varios reportes.
Mi amigo Alejandro es el único que sabe por lo que estoy pasando, así que cada que Ernesto le habla por equis razón, él le contesta muy mal, le hace gestos nada agradables o simplemente no le hace caso. Laura y Abdiel se están dando cuenta de que ambos no soportamos la presencia del prefecto y nos empiezan a cuestionar al respecto. No respondemos con algo exacto, yo porque me da vergüenza y Alejandro porque me prometió no decirle a nadie.
Estamos en clase del taller de electrónica. Como en ese salón los asientos y mesas están acomodados en equipos de 4 personas, pues siempre nos sentamos juntos. En esa clase siempre tenemos tiempo para hablar, ya que el profesor casi no nos dice nada y casi nunca nos pone a hacer algo importante, solo pasar información del libro a nuestro cuaderno.
—Oigan, ¿alguno de ustedes hizo la tarea de física? —pregunta Laura.
Abdiel y Alejandro responden que si.
—¿Hoy nos toca física? —pregunto extrañada.
—¡Ay, Cecy! —Abdiel rueda los ojos.
—Es que no sabía que nos tocaba, no traje el libro ni el cuaderno.
—Si de por si esa profe ya te trae, Cecy, desde el primer día.
—¿Qué no revisas tu horario o qué? —pregunta Abdiel.
—A veces.
—¿Cómo qué a veces? Cecy, eso se tiene qué revisar todos los días que se tenga clase —me dice Laura.
—Es que ayer que llegué a mi casa, me metí a mi cuarto, me acosté, me puse los audífonos y ya no salí, solo para limpiar la casa.
—¿Ni siquiera comiste? —pregunta Alejandro.
Niego, moviendo mi cabeza hacia a los lados.
—¿Y hoy desayunaste? —pregunta Laura.
Vuelvo a negar.
—¡Te he dicho que esa es la comida más importante, Cecy!
—Yo sé, pero no me dio tiempo.
—¿Por qué? ¿Qué hiciste toda la mañana?
—Cuando me desperté me metí a bañar y me vine casi corriendo.
—¿Y el resto de la mañana?
—No hubo mañana porque me desperté al medio día.
Se quedan sorprendidos.
—¿A qué hora dormiste? —pregunta Alejandro.
—A las diez.
—¿De la noche? —pregunta Laura.
—De la mañana.
—¡¿No dormiste?! —preguntan al tiempo los tres.
—Como dos horas.
—¿Y por qué? —pregunta Laura.
—Es que... no podía dormir —digo sin verlos a la cara.
—Cecy, ¿qué te está pasando? Ya no eres la misma que solías ser cuando recién entramos.
No respondo, trato de no hacer contacto visual con nadie.
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Todo cambió. Libro #2
Teen FictionSecuela de "mi primer amor". Cecy ahora es una niña adolescente de secundaria. La niña que solía ser en primaria, esa niña dejada, callada y tímida, no existe más. Ahora tiene problemas de conducta y de rebeldía, esto a causa de problemas personale...