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Estamos platicando mientras comemos de todo lo que trajimos, solo que me estoy dando cuenta de que Cecy no està comiendo. No sé qué le ocurre, pero desde que entré a la secundaria, jamás la he visto comer ni una sola vez. Me preocupa porque sé que siempre ha tenido problemas con su autoestima y su cuerpo no le gusta. Me da miedo que esté haciendo alguna dieta extraña o de plano haya decidido dejar de comer, cosa que le puede traer problemas serios de salud.

—¿Les parece si vamos a las lanchas? —pregunta Laura.

—Por mí está súper bien —dice Abdiel, muy alegre.

—Sí, por mí también —dice Alejandro.

—¿Y ustedes qué dicen? —nos pregunta a Héctor, a Cecy y a mí.

—Sí, me gustaría —digo.

—A mí también —asiente Héctor.

—A mí me da miedo... —dice Cecy.

—¡Ay, Cecy! No seas así. Tú subirás con Alejandro —le dice Laura.

—Sí, mi reina, no tengas miedo —la abraza.

—Es que aun así me da miedo.

—Cecy, no seas miedosa, estarás con tu novio, ¿qué más quieres? —le dice Abdiel.

—Andale, mi reina, vamos —le dice Alejandro, abrazándola aún.

—Bueno, está bien, vamos.

Guardamos lo que queda de comida, tiramos la basura en su lugar y recogemos las demás cosas. Después nos vamos todos juntos al área de las lanchas. Yo voy atrás caminando con Héctor, mientras los demás van enfrente.

—Tengo qué hablar con Alejandro —le digo a Héctor en voz baja.

—¿Y para qué quieres hablar con él?

—Necesito decirle algo.

—¿Sobre Cecy?

—Sí, sobre ella.

—Pero Cecy te gusta, ¿no? ¿Qué tienes que andar hablando con su novio?

—Exactamente por eso tengo qué hablar con él. Hay algo en Cecy que me está preocupando, y tengo qué decírselo a Alejandro. A lo mejor él es el único que puede ayudarla.

—Bueno, ¿en qué te ayudo?

—Ayúdame a distraer a Cecy y a los demás mientras yo me llevo a Alejandro a otra parte para poder hablar bien con él.

—Va, como tú digas —Héctor se adelanta y se pone en medio de Cecy y Laura—. Oigan, ¿qué les parece si antes de ir a las lanchas, miramos en el puesto que está aquí enfrente? —señala—. Se ve interesante, ¿no?

—Pues vamos, no perdemos nada —dice Laura.

—Sí, vamos —dice Abdiel.

—¿Vamos, Cecy? —le pregunta Héctor.

—Bueno, está bien —asiente y luego voltea con Alejandro—. ¿Quieres ir? —le pregunta.

—No, yo los espero. Sabes que esas cosas no me gustan.

—Bueno, ya venimos —se va con Héctor y los demás al puesto en donde venden varias cosas, entre ellas cosas de anime, posters de famosos, playeras, collares, anillos, peluches y muñecos de colección.

—Oye, Alejandro, ¿puedo hablar contigo? —le pregunto.

Voltea a verme.

—¿Sobre qué?

—Es sobre Cecy.

—Ah, ¿sobre mi novia? —dice en tono algo celoso y molesto.

—Sí, pero no te enojes, no es lo que te imaginas.

Todo cambió. Libro #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora