Desde el día que volví a ver a Ernesto he tenido pesadillas casi todos los días y me despierto llorando en medio de la madrugada. Trato de que nadie me escuche porque no quiero dar explicaciones a mi madre o a mi hermana.
Pero ya no puedo más.
—¡¡¡AAAAAHHHH!!! —grito muy fuerte y me siento de golpe en la cama y lloro mientras me tapo los ojos con las manos.
—¡¿Qué pasó, hija?! —entra mi mamá, asustada—. ¿Qué tienes? —se arrodilla en el piso, tocando mi espalda.
—Mamá... —la miro, aun llorando—, me pasó algo muy feo.
—Dime qué te pasó —agarra mi mano—, yo te ayudaré.
—El prefecto de la secundaria me hizo cosas malas —digo entre llantos.
—¿Qué te hizo?
—Trató de abusar de mí... Me encerró en un salón, me besó y me tocó por todo mi cuerpo. Yo no quería, pero tenía mucho miedo.
Mi mamá me abraza.
—¿Quieres que lo denunciemos?
—¿Y si me hace daño cuando se entere? —pregunto con miedo.
—No, eso no pasará. Tu padre, tus hermanos y yo no permitiremos nunca que eso ocurra. ¿Lo quieres hacer?
Tengo dudas, pero luego recuerdo lo que me dijo Alejandro, eso de que si no lo denuncio, puede meterse a otra escuela y hacerle lo mismo a otra u otras niñas, o incluso niños.
—Sí, sí quiero —respondo.
—Okey, entonces el lunes tú y yo iremos a la secundaria para hablar con el director y después pondremos la denuncia, ¿sí?
Asiento.
—Ya no llores, corazón —besa mi cabeza y me abraza—. ¿Quieres dormir conmigo?
Vuelvo a asentir.
—Vamos —quita las cobijas y me ayuda a levantarme.
Al amanecer me voy a mi cuarto y de ahí ya no salgo hasta en la tarde que mi hermana dice que vaya a comer.
Durante la comida nadie dice nada, yo me siento extraña, solo quiero acabar mi comida para regresar a mi cuarto, pero ni siquiera puedo comer.
—¿Puedo ir al cuarto? No tengo hambre —digo sin verlas.
—Sí, no te preocupes —dice mi mamá.
Me levanto y me voy a acostar a mi cuarto.
Así es durante todo el fin de semana, yo no salgo de mi cuarto, si acaso solo para comer, tomar agua o ir al baño. La verdad prefiero quedarme en mi cama a escuchar música, eso es lo único que me distrae de todo lo que estamos a punto de hacer.
El lunes me cambio y hago lo que normalmente hago para ir a la escuela, con la diferencia de que esta vez mi mamá me acompaña.
Mi madre y yo salimos de la casa y caminos a la secundaria, la que no está para nada lejos.
—Buenas tardes. Vengo a hablar con el director. Soy madre de una alumna —le explica mi madre a una mujer que está en las oficinas.
—Buenas tardes, señora. No sé si su hija le comentó que nuestro director se acaba de jubilar, y por el momento no tenemos director. Si gusta puede hablar con la subdirectora, nomás que por ahora está ocupada. Tendría que ser hasta que suene el timbre para entrar a clases.
—Está bien, yo espero.
—Solo dígame el nombre, grado y grupo en el que va su hija.
Mi mamá le da dicha información y después salimos de ahí para esperar afuera.
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Todo cambió. Libro #2
Teen FictionSecuela de "mi primer amor". Cecy ahora es una niña adolescente de secundaria. La niña que solía ser en primaria, esa niña dejada, callada y tímida, no existe más. Ahora tiene problemas de conducta y de rebeldía, esto a causa de problemas personale...