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Estuve buscando en internet información sobre el por qué hay personas que no comen y el daño que eso puede hacerle a su cuerpo. Me salió que existe algo llamado “transtornos alimenticios”, están la bulimia, la anoréxica; la bulimia es vomitar lo que ingieres de alimento, la anoréxica es dejar de comer por completo. Esto es mucho más común en niñas y adolescentes entre los 12 a los 19 años, aunque los hombres y adultos no están excentos a sufrir de esto, todo porque vivimos en una sociedad que nos hace creer que nuestro cuerpo está mal.

Pienso que algo de esto tiene Cecy, quizá no come porque se siente “gorda” o porque le han hecho pensar que su cuerpo no es bonito o también puede ser por lo que antes le ocurrió y eso hizo que odiara su cuerpo. Desde que la conozco siempre ha tenido problemas con su cuerpo y su cara, nunca se ha sentido bonita y siempre anda comparándose con otras niñas, no me gusta que haga eso porque ella es muy bonita, solo que ella misma no se siente así.

Me preocupa porque inventigando me di cuenta de que esto es grave, le puede hacer mucho daño a su organizmo, a su cuerpo, a su piel, inclusive puede provocarle hasta la muerte porque nuestro cuerpo necesita alimento, nutrientes, vitaminas, hierro, etc. Si el cuerpo no recibe nada de esto, se debilita y puede llegar a morir.

—¿Qué tienes, hijo? —me pregunta mi papá mientras estamos en el comedor.

—Nada, papá.

—¿Nada? Si casi no has comido.

—Es que... bueno, estaba pensando en una compañera de la escuela.

—¿Una niña que te gusta? —sonríe.

—No, bueno, sí me gusta, pero no es por eso que pienso en ella.

—¿Entonces qué es?

—Ella...—levanto mi cara para verlo—, ella tiene un problema con la comida.

—¿Come mucho?

—No, de hecho no come nada, ese es el problema.

—Bueno, a lo mejor come sin que tú te des cuenta, hijo.

—No creo.... Estamos como 6 horas en la escuela, papá, y en ningun momento la veo comer, y cuando la veo con comida, no come, hace como que sí, pero escupe en una servilleta y luego dice que va al baño, me imagino que para tirar la comida.

—Bueno, eso sí es grave.

—Lo sé, por eso estoy preocupado.

—Entiendo, hijo, pero tú no puedes hacer nada más que hablar con ella o tal vez intentar hablar con sus papás para que la puedan ayudar.

—No creo que logre mucho con eso, ella tiene problemas en su casa, su papá vive en otro país y no se lleva bien con su mamá... —doy un suspiro—. Quiero ayudarla, papá, pero no sé cómo.

—Ay, hijo, te entiendo, creeme que sí, pero tú eres un niño, Alexis, tú solo debes preocuparte por la escuela, por sacar buenas notas, por jugar fútbol, por salir con tus amigos, no por problemas que no te corresponden.

—No me corresponden, pero me afectan porque yo la quiero, papá, la quiero más de lo que piensas y solo quiero que sea feliz como cualquier niña de nuestra edad lo es.

—Bueno, mira, hijo, hagamos algo, ¿que te parece si platico de esto con tu mamá y juntos podemos encontrar una solución para esta niña?, ¿te parece?

Sonrío alegre.

—¿En serio harías eso, papá?

—Claro que sí. Por lo que veo esta niña es muy importante para ti, y si es importante para ti, también lo es para nosotros.

Sonrío más ampliamente, me levanto de mi silla y lo abrazo.

—Gracias, papá.

—De nada, hijo. Ahora ponte a cenar que no ayudarás en nada a esta niña si tú también dejas de comer, eh.

Me vuelvo a sentar en mi lugar y continúo comiendo, ahora un poco más relajado.
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Cecy Cordero

Mi mamá no está en casa y mi hermana me dijo que ella también saldría un rato, pero antes de hacerlo me dejó comida recién hecha, hizo albóndigas en salsa roja con arroz blanco. La voces en mi cabeza me dicen que no debo de comer, pero mi estómago tiene hambre y la cabeza siento que me va a estallar de tanto que me duele.

Me acerco a la cocina, veo la comida que está aún en las cacerolas, tomo un plato y me sirvo solo un poco. Dejo el plato en la barra de la cocina y me siento frente a ella.

—Vamos, Cecy, tú puedes, sé que puedes... —agarro un poco con la cuchara y poco a poco me la llevo a la boca, hasta que entra en ella.

La comida tiene buen sabor, me gusta su textura y todo, solo que...

“Eres gorda”

“Eres fea”

“Nadie te quiere”

“Por eso te pasa lo que te pasa”

“Gorda, gorda, gorda, ¡¡GORDAAAA!!“

—¡¡YAAAAA!!! —arrojo al suelo al plato con comida y me suelto a llorar—. ¡¡NO PUEDO!! ¡¡NO PUEDO!! —digo llorando mientras me voy sentsndo en el piso—. ¡¡NO PUEDO MÁS!! —me llevo las manos a la cara, pero estas están temblando—. ¡¡YA NO QUIERO ESTO!! ¡¡YA NO!!

Mi cuerpo tiembla, mis manos también y estoy sintiendo una presión en el pecho que no me deja respirar, me siento desesperada, atrapada en mi propio cuerpo y solo quiero huir, pero no puedo.

Sobre una silla está mi mochila de la escuela, voy hacia ella, sin pararme del suelo, la abro y saco un sacapuntas, el que desarmo con facilidad, tomo la navaja entre mis dedos, alzo la manga de mi sudadera que llevo puesto y paso la navaja sobre mi brazo, lo hago varias veces, haciéndome cortes y obviamente la sangre sale de ellos. Suelto la navaja y me quedo en el suelo, aun llorando, con la respiración agitada y sintiendo todavía esa nerviosisimo inexplicable.

Mi familia piensa que esto no lo hago desde que tengo 11 años, pero que equivocados y que ciegos están.

Hacer esto es lo único que me relaja, lo único con lo que logro sentirme bien, lo único que logra que todo mal pensamiento se vaya.

Realmente ya no quiero hacerlo, pero tampoco puedo dejarlo.

También quiero seguir comiendo, pero no puedo hacerlo.

No sé qué ocurre conmigo.

No lo sé...

Cuando al fin me tranquilizo un poco, me levanto del suelo, limpio el desastre que hice y me lavo el brazo para limpiar la sangre que salió de él. Nunca me curo, simplemente me lavo, me seco y bajo las mangas de mi sudadera para que nadie las vea.

Mi hermana llega una hora después, me pregunta si comí, le respondo que sí porque no quiero comenzar una discusión con ella.

Me voy a mi cuarto, digo que me voy a  bañar y después a dormir, pero no lo hago. Lo que sí hago es encerrarme, ir a mi cama y llorar, llorar y llorar hasta quedarme dormida.

Ya no quiero este dolor que siento, ya no puedo más con lo que estoy viviendo y sintiendo.

Me quiero morir y nadie se da cuenta de eso...

Todo cambió. Libro #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora