Mew 05

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28 de Enero, 9528 A.C.

Ryssa estaba en la sala del trono de su padre mientras, Joss, Apolo y él se reían juntos, ignorándola. Lo cual era habitual. Pero lo que ella odiaba era el hecho de que Apolo la quisiera para él desde el primer momento de su llegada. Él la trataba como a una posesión cuyo único objeto era sonreír y adular su presencia. Y esto la hizo preguntarse si así fue como Mew se había sentido en la casa de Estes.

¿Y qué si el dios era excepcionalmente hermoso? Aborrecía el modo en que él la trataba, como si ella fuera insignificante. La única peor cosa de ese tratamiento hacia ella, era la insistencia de su padre en que estaba bendecida al estar en presencia del dios.

Si esto era estar bendecida, odiaría verse maldita.

Volvió la cabeza cuando vislumbró a una criada que vacilaba en la entrada. Bonita y tímida, la muchacha era un año o dos más joven que Joss.

—¿Pasa algo, Hestia? —preguntó a la criada.

Hestia miró a los hombres tímidamente antes de dirigirse al lado de Ryssa a fin de poder hablarle en un tono suave.

—Su Majestad quería que yo le informara si... —la mirada de Hestia regresó al rey antes de terminar la oración— el prisionero real dejaba de comer.

El prisionero real. Mew. El corazón de Ryssa palpitó atemorizado.

—¿Está enfermo?

Ella se aclaró la garganta.

—No que yo sepa, Su Alteza. No lo he visto en días. Yo dejo la comida y cuando vuelvo está sin tocar. Y nadie dormido en la cama.

—¿Qué? —el rugido de su padre las hizo a ambas brincar—. ¡Guardias! Seguidme. —Bramó desde la sala en su dirección.

Atemorizada por su hermano, Ryssa corrio tras él.

—¿Qué sucede aquí? —preguntó Apolo a Joss mientras los dos seguían su estela.

Joss hizo un sonido de profundo disgusto en la cavidad de su garganta.

—Eso es Mew. Es un esclavo sin valor que solía ser un tsoulus. Lamentablemente su vida está atada a la mía, así que tenemos que mantenerlo sano. Aunque yo me siento bien, así que estoy seguro de que él hace esto sólo para llamar la atención. Que los dioses no nos permitan alguna vez dejarnos olvidar su presencia aquí por un solo día.

Ryssa apretó los dientes. La última cosa que Mew quería era cualquier tipo de atención por parte de Joss o de su padre. Pero en la mente egoísta de Joss él no podía comprender el deseo de Mew por esconderse de sus gloriosas presencias.

Su padre entró enfurecido en el cuarto de Mew, luego se detuvo en seco. Ella entró detrás de él e hizo un alto para explorar el interior vacío. No había señal alguna de Mew.

Su padre se volvió hacia ella con un furioso ceño fruncido.

—Te dije que no podías confiar en él.

Ryssa le ignoró mientras iba a un lugar que su hermano frecuentaba. El balcón.

Al principio no lo vio, pero cuando se adelanto bajo la marquesina que la protegía de la tormenta pasajera, vio una figura fuera de su visión periférica. Era Mew sentado en el lateral con las rodillas plegadas y sus brazos doblados sobre ellas. Completamente desnudo, él miraba fijamente al espacio como si no fuera consciente del frío glaciar y la lluvia que chorreaba por su cuerpo. El pelo estaba pegado a la cabeza y la barba crecida de al menos dos días espolvoreaba sus mejillas...

15 MewTulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora