Capítulo 14

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Aterrado, Tul se alejó de Mew cuando esas palabras lo atravesaron. Estaba loco... y estaba en una habitación insonorizada con un lunático.

¡Oh dios querido!

—Ok —dijo lentamente, estirando la palabra hasta que pudo pensar en alguna forma de conseguir llegar a la puerta tras él y salir indemne de la habitación antes de que lo matara—. Calmémonos. ¿Puedo conseguir que el Mew normal y amigable regrese?

Parecía como si sus palabras lo lastimaran.

—No me tengas miedo, Tul. Quería decirte que era un dios, pero no sabía cómo —cerrando los ojos, se deslizó contra la puerta para sentarse en el suelo con las piernas recogidas contra el pecho.

Ese gesto le recordó a un niño pequeño que estaba enfadado porque había sido enviado a su habitación por algo que no había querido hacer.

—Sabía que no te gustaría si descubrías la verdad. A nadie le gusta cuando lo descubren —levantó la mirada hacia él y sus ojos volvieron a ese remolineante color plateado—. Le llamaron Acheron por el río del infortunio y la pena. Al igual que el río del Inframundo, su viaje será oscuro, largo y sin fin. Será capaz de dar vida y quitarla. Caminará a través de su vida solo y abandonado... buscando incluso amabilidad y encontrando siempre crueldad. Que los dioses se apiaden de ti, pequeño. Nadie más lo hará.

Tul frunció el ceño cuando recitó algo que obviamente le causaba un gran dolor.

—¿De dónde salió eso?

Un tic pulsó en su mandíbula mientras sus mejillas se teñían con color. ¿Cómo podía un lunático ser tan guapo?

—Eso fue lo que dijo la sacerdotisa sobre mí cuando nací en el mundo de los mortales como un dios maldito porque mi padre quería que mi madre me matara para evitar que nuestro panteón se viniera abajo —apartó la mirada—. Desearía que lo hubiese hecho... No sabes lo que es caminar solo por el mundo siempre en medio de una muchedumbre. Todo el mundo me ve, pero nadie me conoce —dejó caer la cabeza en las manos—. Nunca debería haberte tocado. ¿Qué he hecho? Pagaré por esta noche durante el resto de la eternidad —la angustia en su tono lo atravesó.

Tul se acercó lentamente.

—Si eres realmente un dios antiguo, pruébamelo. Haz que vea claramente sin mis gafas.

Mew mantuvo la cara enterrada sobre sus brazos.

—De acuerdo.

La palabra apenas había dejado sus labios antes de que su visión se nublara. Jadeó con fuerza por el dolor. Quitándose las gafas, parpadeó y entonces jadeó cuando todo empezó a enfocarse. Todo.

Entonces su enmarañado babydoll se convirtió en un vestido de seda flotante que colgaba sobre su cuerpo y lo cubría completamente. Incapaz de creerlo, deslizó las manos sobre la fría nube de material y miró alrededor de la habitación a las cosas que siempre habían sido sombras. Ahora era todo fuerte y nítido.

Todo.

Lo cual quería decir que tenía que tomar una decisión. Le estaba diciendo la verdad, era un ardiente sanador o ambos estaban locos.

Optó por la verdad, que explicaba mucho más que sólo su habilidad para ver claramente. Explicaba sus extraños ojos y la habilidad para leer un lenguaje que nadie había podido identificar siquiera.

Arrodillándose en el suelo a su lado, se aproximó cuidadosamente, listo para saltar si era necesario.

—Evitaste que muriera, ¿no es cierto?

Levantó la cabeza y se estiró para poner una mano sobre la pequeña cicatriz en el antebrazo que tenía desde un accidente infantil con una botella rota. Cuando la tocó, ésta brilló y se desvaneció.

15 MewTulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora