Capítulo 02

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La dignidad de Tul todavía estaba tambaleándose dos días después mientras tocaba la puerta de la oficina del doctor First Alexander. Era supuestamente el principal experto en el mundo sobre la antigua Grecia. Le habían dicho que si alguien en el mundo podía leer su diario, él era el hombre.

Estaba rezando que así fuera.

Una profunda voz masculina le dijo que entrara.

Empujó la puerta y encontró a un hombre excepcionalmente guapo a comienzos de sus treinta sentado detrás de un desgastado escritorio de madera. Tenía el pelo corto rubio y unos hermosos ojos azules que parecían brillar en la débil luz. Su oficina estaba atestada de artefactos griegos antiguos, incluyendo una espada de la edad de bronce colgada en la pared detrás de él. Libreros cubrían las paredes y estaban llenos de más artefactos y libros de texto.

Hombre, él podría fácilmente llamar a este lugar hogar y estaba agradecido de estar con un espíritu afín. Aunque no lo conocía, ya le gustaba.

—¿Doctor Alexander?

Alzando la vista, le frunció el ceño mientras cerraba la agenda de cuero.

—Usted no es uno de mis estudiantes. ¿Está pensando en tomar una de mis clases?

Tul odiaba lo joven que se veía a veces, no es que fuera más viejo que el promedio de estudiantes, pero aún así... había tenido un tiempo muy desagradable con su credibilidad que no necesitaba ese golpe también.

—No, soy el doctor Natachai. Hablamos por teléfono.

Él se levantó inmediatamente y le ofreció la mano.

—Siento la confusión, —dijo amablemente mientras se saludaban—. Estoy realmente encantado de conocerte finalmente. He escuchado un montón de...

—Diferentes opiniones estoy seguro.

Se rio muy naturalmente.

—Bueno, ya sabes cómo son nuestros círculos.

—No lo suficientemente amplios la mayoría de los días.

Se rio nuevamente.

—Es verdad. ¿Tienes el libro contigo?

Tul colocó su maletín sobre la pequeña silla frente a su escritorio y lo abrió. Había envuelto delicadamente el libro sobre papel libre de ácido para proteger su delicada condición.

—Es extremadamente frágil.

—Voy a ser cuidadoso.

Vio como lo desenvolvía y fruncía el ceño.

—¿Pasa algo malo?

—No —dijo con una nota de sobrecogida reverencia en la voz—. Es simplemente increíble. Nunca he visto un libro encuadernado así de antiguo.

Por la cara juraría que también le trajo algún tipo de recuerdos dolorosos.

—¿Puedes leerlo?

Abrió la cubierta cuidadosamente antes de estudiar las frágiles páginas.

—Parece griego.

—Sí, pero ¿puedes leerlo? —le repitió, con la esperanza de que pudiera reconocer al menos una parte de ello.

Lo miró y suspiró.

—¿Honestamente? Puedo descifrar algunas de las palabras por las raíces de significados básicos, pero este dialecto es algo que nunca he visto antes. Definitivamente es anterior a mi área de especialización... Probablemente de varios cientos de años o más.

15 MewTulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora