Mew 10

64 15 2
                                    

23 de Octubre, 9528 A.C.

Mew rodó en la cama tratando de dormir. Apollodorus estaba gritando tan alto que hacía eco en todo el camino hasta su habitación. El bebé lloró durante horas.

Se suponía que no debía acercarse al niño, sin embargo, no podía soportar el sonido de tanta ira e infelicidad. Incapaz de tolerarlo un minuto más, salió de la cama y se vistió.

Silenciosamente, caminó por el pasillo hasta la habitación de Ryssa, asegurándose que nadie lo viera. Abrió un poco la puerta para ver a Ryssa y su niñera en el salón cambiando al bebé que había entre ellas.

—¿Por qué está haciendo esto? —preguntó Ryssa con un tono que sonaba como si estuviera a punto de llorar.

—No lo sé, Alteza. A veces lo bebés lloran sin ninguna razón.

Ryssa acarició la cabeza al bebé que la niñera estaba meciendo en sus brazos.

—Por favor, hijo, ten piedad de tu madre y descansa. No puedo resistir mucho más.

Mew entró en la habitación.

—Yo lo cogeré.

La cara de la niñera palideció mientras se giraba.

—Está bien, Delia. Deja que Mew vea si puede calmarlo.

La niñera pareció dudar, pero al final obedeció.

Mew tomó a su sobrino y lo metió en la curva de su codo.

—Hola, pequeño. Tú no vas a molestarme a mí, ¿no es verdad?

Apollodorus suspiró profundamente como si fuera a soltar otro gemido, entonces abrió los ojos. Miró fijamente a Mew por varios segundos antes que gorgojeara con calma y luego se cerraron para dormir.

Eso es un milagro —exclamó la niñera—. ¿Qué es lo que hizo?

Mew se encogió mientras colocaba a Apollodorus sobre su hombro.

Ryssa sonrió.

—Eso es. Te nombro su niñero.

Mew rio ante la idea de él siendo niñero de alguien.

—Ve a la cama, hermana. Te ves exhausta.

Asintiendo agradecidamente, se marchó. La niñera extendió las manos hacia el bebé.

Mew lo entregó, pero en el momento es que Apollodorus dejó sus brazos, el bebé se despertó y gritó otra vez.

Ryssa saltó.

—Por el amor de los dioses, deja que Mew sostenga al niño. No podré soportar otra hora de esto.

La niñera obedeció inmediatamente.

Otra vez acunado contra Mew, Apollodorus se durmió.

—¿Dónde lo puedo poner? —preguntó Mew.

Ryssa se detuvo.

—Mejor no arriesgarse con el cuarto de los niños. Padre o Joss podrían entrar ahí. —Miró a la niñera—. Ve al cuarto de los niños y cúbrenos por si alguien preguntara por él.

—Sí, Su Alteza —se inclinó y salió.

Ryssa acarició su brazo con gratitud.

—Despiértame cuando esté listo para alimentarse. Mientras tanto, debo dormir.

Mew la besó suavemente en la mejilla.

—Descansa. Volveremos cuando él lo necesite. —La observó subir a la cama antes de llevar a su sobrino a su habitación.

15 MewTulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora