Instantáneamente Tul receló de la desconocida mujer y sus motivos.
—¿Por qué me ayudaría la hija de Apolo a lastimar a su tía?
Becky torció los labios en una seductora, todavía impresionante sonrisa. Era como si a regañadientes le mostrara algún tipo de respeto a Tul.
—Eres un pequeño humano inteligente. La mayoría no conocen nuestra mitología. Pero eso no es aquí o allí, ¿verdad? Déjame decirte que al igual que tú soy una amiga de Mew. Estoy cansada de verlo lastimado.
Conociendo a Mew tan bien como lo conocía, sabía que Becky nunca obtendría esa pieza de él. Lo cual quería decir que la mujer estaba en guerra con Artemisa y ahora está intentando enfrentarlo contra su propia tía. Sí, eso realmente provocaba que Tul no confiara en ella... ni un poco.
—Extraño que nunca te mencionara. —Tul empezó a alejarse.
Becky saltó hacia delante y lo agarró dolorosamente por una muñeca.
—Dame el diario de Ryssa si quieres vivir.
Mordiéndole la mano, Tul se giró apartándose y corrio hacia el bar. Jam estaba cruzando la habitación, siseando hacia Becky que se desvaneció en el momento en que vio a la demonio.
—Esa es la sobrina de la susodicha diosa-vaca. A la Jam tampoco le gusta ella.
Concordando con ella, Tul se frotó la muñeca. ¿Qué pasaba en ese libro que todavía no hubiese leído? Tenía que contener más de lo que había visto.
—Jam, coge tu helado y ven conmigo arriba. Creo que tú y yo necesitamos hacer algo de investigación.
Cuando se dirigieron arriba, Tul consideró llamar a su primo Dunk, pero decidió no hacerlo dado cuan reservado era Mew. Él se las había ingeniado para asegurarse que nadie conociera sus asuntos y desde que le había prometido que podía confiar en él, no haría nada para violar ese juramento.
Pero era tan difícil...
Una vez que Jam se acomodó con él en la pequeña habitación, sacó una libreta de notas y un bolígrafo y atacó su lectura con una renovada energía. Aunque para ser honesto era más fácil decirlo que hacerlo. Cada vez que Ryssa escribía sobre Mew, le rompía el corazón. El abuso y crueldad sin sentido era inimaginable y cuando vio lo que le habían hecho durante la festividad de Artemisa quiso sangre por ello.
No le sorprendía que Jam odiase a la diosa de la manera en que lo hacía.
¿Cómo podía Artemisa haber dado la espalda a Mew y dejarlo allí para que sufriera? La verdad, no entendía por qué tenía la necesidad de salvar el pellejo de Artemisa. Pero de nuevo a Tul no le importaba lo que otras personas pensaran de él. Nunca le había importado. Sí, se habían burlado de él en la escuela por ser demasiado inteligente, por tener tripita y ser demasiado alto y escuálido. Su pelo era rizado, había tenido aparatos dentales y gafas tan gruesas que habían acabado con todo un ejército de hombres de plástico.
Pero entonces recordaba claramente el día que había llegado a casa llorándole a su padre con las palabras que Shelly Thornton le había soltado en la escuela.
—Tu padre es un cuentista del que todo el mundo se ríe, tu madre es una idiota y tú eres un patético griego que nunca ha tenido novio fuera del que has creado en tu cabeza y vistes igual que si lo encontrarás en un contenedor. —Si eso no había sido bastante, todas los niños que temían lo que Shelly pudiera decirles se habían reído de él. Entonces se habían unido para atacar sus ropas.
La peor parte fue, que Tul había adorado esa ropa. Había sido dada y hecha por su Tía Del con su encaje griego y una luminosa y sedosa tela púrpura que habían encontrado en la tienda que Tul siempre había adorado.

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15 MewTul
FanfictionEsclavo de mi pasado y ¡Vivan los novios! Aquí todos odiamos a la diosa perra Artemisa »Resumen adentro