24 de Junio, 9527 A.C.
Mew paseaba de un lado a otro, desesperado porque Artemisa apareciera y pudiera sorprenderla con su recién estrenado papel. La mañana había sido interesante descubriendo cosas nuevas sobre sí mismo. Podía mover objetos con sólo un pensamiento. Como Artemisa, podía teletransportarse dentro y fuera de la habitación. Vale que su madre le había dicho que no usara sus poderes, pero francamente, no podía evitarlo. Le controlaban a él más de lo que él controlaba los poderes. Y aún escuchaba las voces de la gente que le rodeaba, incluso las de los que estaban en tierras lejanas. Algunas veces les escuchaba tan alto que el dolor en los oídos le hacía caer de rodillas. Cada pensamiento. El mundo entero yacía desnudo a sus pies. La única paz que tenía era con Apollodorus cuyos deseos eran sencillos. Comer, dormir y que lo mecieran y amaran. Tenía mucho más solaz sencillamente teniendo en brazos a su sobrino, era como si todo el resto de las voces que gritaban se suavizaran permitiendo a Mew enfocar sobre sí mismo.
—¿Mew?
Se volvió al entrar Ryssa en su cuarto como una explosión de agitación, con Apollodorus en los brazos. Apolo es un gilipollas. Estoy tan cansada de ser su juguetito o su comida. Piensa que no tengo otra cosa que hacer que acudir cuando chasquea los dedos.
—Tengo que salir un rato. ¿Podrías quedarte con Apollodorus, por favor? Su niñera no puede hacer que deje de dar la lata y yo no puedo atenderle ahora.
—Su padre es un cerdo egoísta que piensa que soy su puta entrenada.
—¿No te importa?
Mew sacudió la cabeza en un esfuerzo por determinar qué había oído con las orejas y qué con la mente. Era extremadamente desconcertante.
—No me importa. —Cogió a Apollodorus de entre sus brazos.
¿Mamá? Cógeme...
Mew apretó el abrazo en torno a su sobrino.
—Le tengo. No te preocupes.
—Gracias. — No sé qué haría sin ti, akribos. Eres el único en el que puedo apoyarme. El resto son todos unos inútiles.
—Volveré tan pronto como pueda. —Le dio un beso rápido en la cabeza a Apollodorus y salió corriendo de la habitación maldiciendo a Apolo a cada paso.
Miró a su sobrino que estaba mirándole a él con curiosidad.
—No tenía ni idea de que tu madre utilizara ese lenguaje.
Apollodorus se rio como si le comprendiera. ¿Theo juega conmigo?
—Absolutamente. —Mew se arrodilló en el suelo y le puso de pie. Así Apollodorus podía agarrarse a él y caminar.
Api quiere a Theo.
Mew sonrió ante el apodo que el niño se daba a sí mismo. Api quiere a su tío. Atesoró las palabras. Cerrando los ojos, trato de imaginar el hombre en que se convertiría su sobrino pero, al igual que con Ryssa, no consiguió ver nada. Era extraño. De cada persona que se le acercaba veía su futuro con total claridad.
¿Por qué no con los más próximos a él?
Apollodorus se cayó de culo y se chupó el pulgar.
—Bueno, ¿qué vamos a hacer nosotros dos mientras tu mamá no está?
Cosquillas en la tripa.
Mew rio.
—Vale. —Le complació y Apollodorus rio con deleite. Se dio la vuelta y le dio patadas mientras sujetaba la mano de Mew sobre el estómago.

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15 MewTul
FanfictionEsclavo de mi pasado y ¡Vivan los novios! Aquí todos odiamos a la diosa perra Artemisa »Resumen adentro