Capítulo 19

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Poché

No podía dejar de besarla, sus labios eran únicos y eran los únicos que quería de ahora en adelante.

-Quiero tenerte así siempre, junto a mi, tomándote de la cintura, besándote, tocándote, quiero hacerte el amor una y otra vez- le susurré mientras repartía besos por todo su cuello.

-Nada te detiene- me susurró y sonreí, sentí como mi pene volvía a la vida aún dentro de ella, lo cual la hizo soltar un gemido -Ahahah Poché- iba a empezar a moverme pero se escuchó un ruido cerca -¡Ahaha!- gritó de miedo y me abrazó fuerte -¿Será el fantasma que dijiste?-

-Estaba bromeando con eso, no hay fantasmas-

-Pero ese ruido- fruncí mi ceño, pensé en algo pero no se lo dije.

-Tranquila, será mejor que vayamos arriba a seguir disfrutando de la noche- le di un pico -Espera-

-No te vayas- me sujetó con más fuerza.

-Tranquila, solo voy por tu bañador, no voy a permitir que el fantasma vea lo que es mío-

-Idiota- dijo sonriendo.

Fui a traer nuestra ropa que andaba flotando por ahí, nos la pusimos y salimos de la piscina, entramos a la casa y corrimos a la habitación.

-Voy a preparar la tina para quitarnos el cloro de la piscina- dije y ella asintió. Cuando estaba lista la llamé y llegó sin nada, amaba ver su cuerpo desnudo, era una mujer hermosa y me volvía loca -Que hermosa eres-

-Hasta hace unos meses no pensabas eso- comentó y me reí.

-Soy una idiota, me lo repetiré todos los días te lo aseguro- entramos a la tina y ella se recostó en mi pecho dándome la espalda.

-¿Sufriste?- preguntó de la nada y entendí a lo que se refería.

-Mucho, pensé que era solo yo la enamorada en esta historia, que todo el tiempo jugaste conmigo, que nunca me quisiste como yo a ti-

-Yo pensé lo mismo cuando te encontré con ella- besé su hombro.

-Eres tú la única que ha sufrido de verdad Daniela, yo lo hice por idiota, en cambio tú, sufriste al verme con ella, al irte y alejarte de todos aquí, estar en una ciudad sin nadie, perder... perder a nuestro hijo y lo hiciste todo tú sola mi amor, perdóname por todo por favor- se dio la vuelta y quedamos frente a frente, ella subida en mi regazo.

-Te perdono, pero con la condición de que tú también me perdones y te perdones-

-El perdonarte es fácil porque básicamente no tengo por qué hacerlo, la única que falló fui yo, pero... lo otro es difícil Daniela, por mi estupidez perdimos nueve años y estos meses que has estado aquí-

-Míralo por el lado positivo, míralo como una prueba de amor, en donde pasaron nueve años odiandonos una a la otra pero que al final terminamos juntas, amándonos por sobre todas las cosas- sonreí y mis lágrimas salieron.

-Eres increíble sabes- acariciaba su rostro -No logro entender lo que hice bien para merecerte-

-Nuestros caminos están unidos María José Garzón, por más que existan muchas cosas para separarlos no se podrá porque tú y yo vamos a estar juntas hasta viejitas-

-¿Es una promesa?- dije sonriendo y ella asintió.

-Es una promesa- la sellamos con un beso, beso que por supuesto se volvió mas apasionado y terminamos haciendo el amor en la tina, en la cama, en la ventana, en el sofá, creo que hasta donde no se podía hacer.

Amor y OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora