Capítulo 25

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Daniela

Salí muy temprano de la casa, no quería encontrarme con Poché y volver a discutir por lo mismo, necesita pensar con claridad. Ella tiene razón en decir que es muy pronto para adoptar pero es que Julio Alberto se robó mi corazón en un segundo. Luego de pensar y pensar, decidí que lo visitaría igual pero que ya no le diría nada a ella sobre tenerlo con nosotras.

Pasé a un restaurante a desayunar antes de ir a la empresa y ya luego por la tarde ir a ver a Julio Alberto, tal vez y hasta se anime a ir conmigo.

Pero cuando estaba esperando mi orden vi pasar un auto que era conducido por Mario. Él me vio y me saludó, pero no esperé que me llegara a buscar.

-Hola señorita Calle-

-Hola Mario- me limité a decir.

-Hace mucho que no la veía-

-Sí, es verdad, desde que no trabajas en la casa creo-

-Así es ¿Cómo ha estado? ¿Todo bien con la patrona Poché?-

-Sí, de maravilla-

-¿Segura?-

-¿Por qué lo preguntas?-

-Porque sé perfectamente que no tenían una buena relación, usted sabe, aquel día lloró por ella y pues desde ese día me preocupo por usted-

-No tienes por qué hacerlo, María José y yo arreglamos nuestros problemas y ahora estamos muy felices, amándonos como debe ser- él asintió -¿Te puedo hacer una pregunta?-

-Claro, dígame-

-Promete ser sincero- asintió -¿Eres tú quien me está mandando flores?-

-¿Le importaría que fuera yo?-

-Sólo responde ¿Eres tú si o no?- se veía serio, como analizando sus palabras.

-Sí, soy yo señorita Calle, discúlpeme pero ya no puedo seguir ocultado esto, usted se volvió muy especial para mi, su forma de ser tan linda de tratar a las personas hizo que me enamorara de usted- cerré los ojos y negué -¿Le molesta?-

-Escucha, lamento que hayas confundido las cosas, de verdad lo siento pero yo no puedo ofrecerte nada-

-¿Por qué? ¿Soy poca cosa para usted? Yo le prometo trabajar muy duro para poder darle la vida que se merece, la vida que tiene con la señorita Poché, pero por favor deme una oportunidad, sé que no le soy tan indiferente como me está haciendo creer-

-Mario basta, no es por el dinero ni nada de eso, es porque simplemente yo no siento nada por ti, yo a quien amo es a María José y te pido de favor no vuelvas a enviar esas flores, entre tú y yo nunca pasará nada, nunca- él bajó la cabeza -De verdad lo siento, yo solo te traté bien, como a cualquier empleado, no porque sintiera algo por ti- me puse de pie -No me busques, ni vuelvas a hacerme regalos, que tengas un buen día- dejé el dinero de mi desayuno y salí de ahí.  

Cuando llegué a la empresa vi que Cami estaba como nerviosa.

-Hola- dije y se asustó -Perdón-

-Daniela que susto-

-¿Qué pasa?-

-Ven- me susurró y me acerqué -Pasa que Alejandra entró a la oficina de tu esposa- mi corazón se aceleró cuando dijo eso -Ya llevan como media hora y nada que sale ¿Pasará algo?-

-No sé, pero ahora lo voy a averiguar- no me importó nada y solo abrí la puerta, las dos me voltearon a ver sorprendidas por mi forma de entrar -Perdón, creí que estabas sola amor- ella se puso de pie.

Amor y OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora