Capítulo 39

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Rafael

Todo iba saliendo a la perfección, sólo espero a que asistan a la cena del hipódromo y completar mi plan.

-Señor, todo está listo-

-Perfecto, la nueva entrega tiene que salir bien, es para unas personas importantes-

-No se preocupe, todo saldrá bien, a las 3:00 am empezamos a cargar los camiones-

-Bien, me tengo que ir, te estaré llamando- salí de ver a Marcelo y subí al auto.




Poché

Desde que desperté empecé a consentir a mi amor, hoy era su cumpleaños y yo era la más emocionada. Junto a Julio Alberto le preparamos el desayuno, disfrutamos una mañana linda pues luego de eso fuimos a hacer lo que mas aman mis amores, cabalgar.

Estaba sorprendida por lo bien que sabe montar nuestro hijo, ya veo lo buena maestra que es Daniela.

-Nooo, eso fue trampa- dije bajando del caballo con un puchero. Hicimos una carrera, obviamente Daniela iba a ganar pero me sorprendió que Julio Alberto también lo hiciera.

-Ay mami no seas llorona- dijo riendo.

-¿Cómo dijiste enano?- lo cargué haciéndolo reír.

-Ya mami bájame, mami Dani ayúdame- vi que Daniela llegó a mi y me empezó a hacer cosquillas.

Dejé a nuestro hijo y me tiré al suelo por las cosquillas de Calle.

-Amor ya, detente- entre los dos me hacían reír. Pararon y ambos se recostaron sobre mi pecho -Los amo mucho-

-Y nosotros a ti mi amor- respondió Dani.

-¿Te está gustando tu cumpleaños mami?-

-Sí amor, me ha encantado todo, ustedes son mi mayor tesoro- apreté la mano de mi niño como señal de que debía entregar su regalo.

-Mami, tengo un regalo para ti-

-¿En serio amor?-

-Mira- sacó su cajita y se la entregó. Daniela la abrió y sus ojos se llenaron de lágrimas.

-Esto es hermoso- dijo llorando. Era una cadenita con un dije en forma de círculo donde estábamos los tres, Julio Alberto quiso regalarle eso a su mami y la verdad es que fue una gran idea.

-¿Te la pongo?- ella asintió.

Se le veía hermoso, nos abrazó y nosotros a ella.

-Te amo- dije besando su frente -Por este y muchos más cumpleaños a tu lado amor mío-

-Que así sea-

Luego de eso nuestro hijo se entretuvo unos segundos jugando con Ramón, increíble pero corrió hasta aquí buscando a Julio Alberto.

-Es increíble lo afortunada que soy- ella estaba recostada de espalada en mi pecho.

-¿Si?-

-Tuve el privilegio de amarte desde pequeña y ni siquiera el tiempo o el supuesto odio que sentía por ti nos separó- ella sonrió.

-¿Tú de verdad me odiabas?- ahora sonreí yo por su pregunta.

-Me lo llegué a creer, mi mente te odiaba, pensaba que eras el ser mas miserable que existía-

-¡Oye!- me pegó en el brazo.

-Te odiaba con mi mente pero mi corazón se negaba a hacerlo, cuando te vi en la piscina aquella noche supe que estaba perdida- dejé un beso en su cuello, provocando que su piel se erize.

Amor y OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora