Capítulo 34

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Rafael

Escuché los gemidos de ambas y sólo tuve que aguantarme para no entrar y golpear a Poché, Calle es mía sólo mía.

-¿Terminó el show? -pregunté a Camila y ella sonrió.

-¿De qué show habla?- bufé.

-Olvídalo, necesito copias de estos documentos, los llevas a mi oficina- ella asintió y se fue. Iba a mi oficina pero me detuve en la de ella, así que toqué.

-Adelante- escuché que dijo así que entré.

-Buenas tardes- ella levantó su mirada y joder se veía muy guapa con sus lentes.

-Buenas tardes- me dio la mano -Mi esposa me comentó que lo tendremos trabajando con nosotros-

-Así es, aunque no le hizo mucha gracia que se diga-le di mi mano y sentí la suavidad de la de ella.

-Siéntese- lo hice -Bueno, a cualquiera no le gustaría que le digan cosas de su esposa- me reí.

-Veo que te contó-

-Así es, ella y yo no guardamos secretos-

-Yo no estaría tan seguro de eso-

-¿Por qué lo dice?-

-Porque siempre hay mas de algún secreto por ahí, por mucho amor que haya en los matrimonios, no todo es perfecto querida-

-Pueda que tenga razón, pero en fin- dijo cortando la conversación.

-Eres muy hermosa Calle y como dices que Poché te contó todo, pues sabrás lo que pienso y siento por ti-

-Lo sé y no me agrada sinceramente-

-¿Por qué? A todas las mujeres les gusta tener pretendientes- ella negó.

-Pues no a todas, en especial cuando ya encontramos al amor de nuestra vida y estamos casadas, por ejemplo yo, amo a mi mujer con toda mi alma y estoy muy segura de lo que tenemos- dijo segura, pero verla hablar así sólo me hizo desearla más.

-Me gustan las mujeres como tú, firmes, pero... -me puse de pie -Estoy seguro me ganaré tu confianza y luego tu amor, nos estaremos viendo querida, buena tarde, tengo trabajo que hacer-

-Por supuesto- respondió y salí de ahí con una gran sonrisa, no hay duda, quiero a esa mujer para mi.



Poché

El día pasó de lo más normal, obviamente Cami nos molestó a Calle y a mi por lo que escuchó, lo único bueno es que el idiota de Rafael nos escuchó también y así le quede claro que Daniela es mía, mi mujer.

-Muero de hambre- dije cuando llegamos a casa.

-Yo igual- respondió mi amor. Entramos a la casa y nuestro hijo vino corriendo a nosotras.

-Que bueno que llegaron, nana, Bety y yo les tenemos una sorpresa- dijo emocionado.

-¿Así? ¿De qué se trata?- pregunté rápido.

-Tienen que cerrar sus ojos- lo hicimos y él nos guió, sentí que llegamos al jardín cuando nos detuvimos -Pueden abrirlos- lo hicimos y ninguna de las dos dijo nada -¡Sorpresa!- gritó él -¿No es hermoso?- era un pequeño perro Pug que estaba comiendo.

-Mi amor ¿Y este perrito?- pregunté.

-Lo encontramos con Nana y Bety cuando fuimos al parque, estaba solito y muy asustado así que decidí traerlo conmigo, aquí tiene mucho espacio para jugar, además hay mucha comida y muy rica- lo vimos con ternura.

Amor y OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora