Capítulo 38

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Poché

Pasamos todo el día ocupadas que sólo nos vimos para el almuerzo y ahora que vamos saliendo.

—Amor, hay que darnos prisa, las chicas nos están esperando—

—Bien, espera un segundo, sólo le deposito a Lina, se me había olvidado hacerlo—

—Me parece genial que hagas eso, tienes un gran corazón— sonreí y le di un pico.

Hice el depósito y arranqué el auto, durante el camino Calle me iba regañando por lo que dejé en su cuello, no lo hice intencional pero me gustó que Rafael viera que Daniela era mía sólo mía.

—¿En qué piensas?— preguntó.

—En nada— me limité a decir.

—Ay mi amorcito, te conozco muy bien y sé que estás pensando en algo— sonreí.

—De acuerdo, pensaba en la cara de Rafael al escuchar a Camila sobre lo del cuello— ella sonrió.

—¿Lo hiciste intencional?—

—Por supuesto que no— dije rápido —Solo me gustó ver su reacción— ella negó rápido.

Llegamos al bar donde estaban las demás y nos saludamos.

—Mmm por lo que veo, anoche hubo acción—

—Maldición, pensé que lo había tapado— dijo mi amor y nosotras sonreímos.

—Oigan ¿Y Pipe? Pensé que vendría—

—Yo lo invité, pero dijo que tenía una cita— dije y todas pusieron cara de sorpresa.

—Pues me alegro, merece a alguien que lo ame, Alejandra lo lastimó mucho— dijo Daniela.

—Eso es verdad, asi que salud por nuestro amigo y su nueva conquista— habló Laura haciéndonos reír.

Comimos y nos tomamos unos tragos, la pasamos bien, la verdad necesitábamos despejarnos.

Regresamos a las ocho y cuando llegamos a nuestra casa Ramón nos recibió.

—Hola hermoso— dije y movía su colita.

—Ven con mami Calle— lo alzó y lo llenó de besos.

—Ramón vuelve— Julio Alberto llegó con nosotras.

—Hola mi amor, pensé que ya te habías dormido— lo cargué.

—No tengo sueño y Bety dijo que podría jugar conmigo— ella llegó en ese momento.

—Si quieres puedes ir a descansar Bety, nosotras nos encargamos del enano—

—Claro, mañana jugamos mi príncipe—

—Si Bety, descansa— se bajó de mis brazos y fue a darle un beso a Bety.

—Cuéntanos ¿Qué hiciste hoy?— preguntó mi amor, ya sin Ramón. Es un perro muy activo, le gusta correr por toda la casa.

—Le ayudé a Hector a bañar los caballos y a Sole c9n Bety en la cocina— sonreímos.

—Eso está bien, y tienes que seguir sus instrucciones—

—Sí mamis— dijo muy juicioso.

Jugamos un buen rato con nuestro hijo y luego lo llevamos a su cama a dormir.

—Calle ¿Puedo preguntarte algo?— dije cuando llegamos a nuestra habitación.

—Dime amor— me vio atenta con sus ojos avallanas hermosos.

Amor y OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora