Amor y Odio

Capítulp 44

Daniela

Llegué a la casa e inmediatamente me puse a jugar con Julio Alberto, ya no me podía tirar al piso con él pero disfrutaba colorear, esto me recordaba a Poché, a ella siempre le gustó este plan.

—Mami ¿te puedo pedir un favor?—

—Claro dime— dije acariciando su cabello.

—Su tú eres amiga de ese señor Rafael lo puedes ver en otro lugar, aquí no, a mi no me gusta ese señor— sentí un nudo en la garganta al escuchar a mi hijo pedir eso.

—No te preocupes, le diré que no vuelva más ¿Contento?— sonrió y me abrazó.

—Gracias mami ¿Ya sabes qué nombre tendrá mi hermanita?—

—Aún no ¿Cuál te gusta a ti?—

—Andrea, pero así se llama la hija de Lina, entonces podría ser Antonia—

—¿Antonia?— asintió, me puse a pensar —Sí, es lindo, así será entonces—

—¿De verdad?— dijo emocionado.

—Sí amor, elegiste un gran nombre— me abrazó fuerte, amaba tanto a mi niño.

Estuvimos dibujando unos minutos más hasta que vi la hora.

—Escucha, tengo que salir unos minutos, pero vuelvo pronto de acuerdo—

—Está bien mami—

—¿Vas a manejar?— preguntó Sole llegando.

—No, Pipe vendrá por mi, quedamos en ir a tomarnos un café con las chicas—

—Mejor, no me gusta que manejes por la pequeña—

—No te preocupes Sole— le di un beso a Julio Alberto y uno a ella —Ya regreso— y justo Pipe bocinó.

Salí y me subí a su auto, el camino fue silencioso, ninguno de los dos dijo nada. Llegamos al restaurante y bajamos, nos fuimos a la parte de atrás, donde nadie había, bueno aparte de las personas que nos esperaban ahí.

—Hola— ella se levantó rápido y abrazó a mi amigo.

—Hola hermosa— se dieron un beso.

—Hola Calle—

—Hola Ale— nos saludamos de beso.

—Buenas tardes Johan—

—Bienvenidos— por fin después de varios días nos reuníamos.

Porque sí, todo lo que estaba pasando era un plan para capturar a Rafael. Me estaba dando por vencida pero un día Pipe y Johan vinieron y me contaron todo lo que pasaba.

Flashback

Estaba viendo unas fotos de Poché cuando un mensaje llegó a mi celular.

Desconocido

Buenas tardes señora Garzón, le escribe el oficial Johan Vera, me gustaría hablar con usted acerca del caso de su esposa, no puede decirle a nadie, le ruego discreción. La espero en el restaurante Las Estrellas, diga mi nombre y ellos la guiarán.

Mi corazón latió como loco al ver lo que había ahí escrito. Inmediatamente salí de la casa para ir a encontrarme con él, pero para mi sorpresa no sólo estaba Johan sino Pipe.

—¿Pipe?—

—Hola Calle— dijo él.

—¿Qué haces aquí?—

—Johan es un viejo amigo y le conté el caso de Poché, sorprendentemente él también estaba interesado en el caso— los veía confundida.

—¿De qué están hablando?—