Pov Bruno
Aplaqué mi entusiasmo y los deseos de comenzar a saltar de alegría, apenas me lo dijo, no debía parecer un niño, me esforcé en mantener la compostura ante tal invitación, más enfrente de pericias, que no dudaría en realizar bromas perniciosas respecto a mi comportamiento, muy probablemente haciendo dudar a Gerardo de la utilidad de llevarme, no tuve que pensarlo mucho pericias, debió ser su primera opción de compañero de fuga eran casi de la misma edad y tenían más tiempo de conocerse, sin embargo «Salvador "el pericias" no era candidato para dicha cruzada, él no quería irse, su familia y toda su vida se encontraba dentro de esos muros».
Era como esa inusitada oportunidad se me presentó, Gerardo era mesurado al hablar, ese tipo de chico que ante una disyuntiva adopta una mirada contemplativa a la distancia, y después de discernir unos cuantos minutos te da una respuesta concisa. Era con exactitud la persona que necesitaba para salir de aquí, era cierto, teníamos poco de conocernos, pero eso que más daba, hasta ahora me había demostrado que era mi amigo, confiaba en él enteramente, después de todo los dos estábamos juntos en esto.
Por supuesto no dejaría toda la responsabilidad en sus manos, éramos aliados y cada uno debía contribuir aportando algo, me hubiera gustado tener más tiempo para sentarnos a fraguar nuestro escape, para discutir los pormenores, era hasta ahora sentado en mi cama a menos de una hora de la media noche que cavile la poca información que poseía y la infinidad de dudas me asaltaron: Saldríamos por las catacumbas, pero exactamente ¿por dónde?, ¿se trataba de alguna puerta, una reja desvencijada y olvidada, algún desagüe en desuso?, y luego ¿Qué? la estación del tren estaba a un poco más de dos horas ¿Cómo llegaríamos allá?, ¿iríamos a pie? No, no podíamos ir a la estación de tren, era absurdo, ese sería el primer sitio dónde nos buscarían, y ¿Cómo pagaría? Sino traía un peso encima y miles de kilómetros me separaban de mi casa.
«Esto, Bruno es un error, no tienes la certeza de nada, solo un desorden inconexo y enmarañado de suposiciones, ni siquiera cuentas con la información primordial del plan, esto hiede a fracaso», pego un grito, saltando al frente la voz de mi sensatez.
Lo sé, existen muchos huecos, —admití para mí mismo y recalibre con la primera solución que se me cruzo por la cabeza— Usare el tiempo que estemos allá abajo, atravesando los túneles, para preguntarle todas mis dudas, pero no me echare para atrás, esta es mi única oportunidad, no me acobardaría por unos cuantos obstáculos, necesitaba con urgencia salir de este sitio, no tener noticias de mi mamá era un martirio, la extrañaba horrores, solo de pensar en la posibilidad de que su estado de salud agravara, sin que tuviera una sola noticia de ella, la angustia aguijoneaba mi estómago. Sí tan solo Carlos, hubiera llamado por lo menos una vez, pero falto a su promesa: "te llamare todos los días a las cinco de la tarde".
«Y lo peor, es que me aferre a creerle, inventando escusas cada que no llamaba. Al día de hoy, engañarme era insostenible, ya había transcurrido un mes con quince días», no llamaría, nunca estuvo en sus planes, debía aceptarlo.
Sino salía de aquí por mis propios medios un día despertaría, para darme cuenta de que había pasado un año o dos encerrado aquí ¡Eso jamás!
A lo largo de la tarde me debatí en más de una ocasión, en si era prudente confiarle a Camilo, que me marcharía esta misma noche.
Aún después de su deslealtad, reconocía que en gran parte, yo era responsable de que hoy él estuviera refundido en esta hacienda, quizás si se lo pedía a Gerardo, no tendría objeción en que se nos uniera, casi tan pronto como lo contemplé, anulé esa posibilidad, Camilo no tenía a quién recurrir, de que le serviría huir, la única que podía ayudarlo, era su hermana Sara, de quién desconocía su paradero y aunque existiera la remota posibilidad de localizarla, dudaba mucho que Camilo estuviera dispuesto a arriesgarse a salir en su búsqueda, él no volvería a desobedecer a su padre «no podía culparlo el hombre era aterrador y castigaba sin piedad»; por lo que entendía que su estrategia era la de la mayoría de los chicos, de aquí: Adecuarse a las reglas y esperar que su estadía terminara, ellos no contaban con otra opción, pero yo sí.
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Bruno y los elegidos.
Fanfiction¡Sectas! Creemos que todos estamos inmunes, excluidos de estas y durante las noches, nos repetimos eso no me pasara a mi, pues con esta fan fiction, deseo acercarlos a esa posibilidad latente, entre la realidad y los quiebres de la vida, que siemp...