El sonido del timbre resuena en toda la casa, retengo mi respiración por un momento para después salir de mi habitación y caminar hacia las escaleras para mirar hacia la puerta de entrada en donde Ambrose le daba la bienvenida a Prudence.
—hola sirvienta —me saluda la morena al tiempo que deja caer su bolso al suelo —supongo que mi habitación está arriba, ¿No?
La miro en total silencio a medida que ella solo sonríe mientras sube las escaleras hasta llegar a mi.
—quiero un baño de suero de mantequilla —murmura pasando por mi lado pero a los segundos se detiene para mirarme —y un plato de macarrones, apresurate sirvienta.
Sin esperar respuesta sigue su camino por el pasillo, respiro hondo intentando controlar mi paciencia al tiempo que me apoyo en la baranda. Esto solo era el inicio de largas horas siguiendo sus órdenes.
—es linda —dice Ambrose haciendo que lo mire.
Una sonrisa coqueta aparece en su rostro haciendo que haga una mueca de desagrado. Sin más me dirijo a la cocina para preparar las cosas y luego subir a mi habitación para preparar la bañera. A los minutos me encuentro apoyada en el umbral de la puerta de mi baño mientras Prudence tallaba sus brazos con una esponja.
—y dime... —murmura mirándome de reojo —¿Es la primera vez que comes carne de bruja?
—si piensas que comeré de tu carne estás equivocada —la miro seriamente —mis antepasados pueden creer en el canibalismo, pero yo no.
—¿Porque no? La carne de bruja es deliciosa.
—digamos que no quiero comprobarlo —me cruzo de brazos.
—aún así estabas de voluntaria en la elección —me mira con una pequeña sonrisa —¿Porqué?
Abro la boca para responder pero soy interrumpida por los llamados de Sabrina en mi habitación. Miro una última vez a Prudence y salgo del baño encontrando a mi prima esperándome junto a mi cama.
—¿Enserio serás parte de esto? —pregunta a penas me ve.
—si Prudence quiere ser el plato de fondo de la cena, por mi está bien —me encojo de hombros —no la detendré.
—es canibalismo Faye, hay que detener esto.
—créeme que no me gusta esto del canibalismo entre brujas —la miro seriamente —pero no hay forma de detener un ritual que lleva años existiendo y que el aquelarre desea tanto.
—encontraré la forma —dice decidida —hallaré como detener todo esto, ¿Me ayudas?
—lo siento, pero está vez decido pasar.
Me mira algo molesta para después simplemente salir de mi habitación. No miento al decir que es algo que odio, pero así son las festividades entre brujas, y eliminarlas desde cero es algo imposible de hacer. Para las personas fuera del aquelarre como Sabrina todo esto es nuevo y puede parece algo extremadamente loco y fuera de lugar, pero para las brujas que han nacido en el aquelarre es algo completamente normal que se celebra cada año.
[...]
Me acomodo en el sofá al tiempo que escucho un golpe en el techo sobre mi. Tomo la almohada y la pongo en mi cabeza en un intento de volver a dormirme pero nuevamente se escucha otro golpe. Confundida me levanto del sofá al tiempo que busco a Prudence con la mirada, pero mi cama estaba completamente vacía.
—Ambrose —suelto un bufido.
Salgo mi habitación para dirigirme a las escaleras que dan al ático. Al llegar a la puerta de la habitación de mi primo la abro encontrando una de las peores escenas que pude imaginar, las hermanas extrañas y mi primo estaban en el suelo besándose entre ellos.