ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪsɪᴇᴛᴇ

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Camino por mi habitación al tiempo que acomodo mi cabello detrás de mis hombros. Me posiciono frente al espejo llevando mi mirada inconscientemente a mi abdomen, las marcas de las flechas de la noche anterior habían desaparecido por completo, y la confusión de todo lo que ocurrió no me deja pensar con claridad. Los recuerdos pasan como una película por mi mente dejando como única imágen la mirada del señor oscuro.

De la nada un golpe en la puerta llama mi atención, rápidamente miro hacia allá encontrando a Ambrose mirándome seriamente.

—¿Cómo estás? —pregunta apoyado en el umbral de la puerta.

—estoy bien —contesto volviendo mi mirada a mi reflejo en el espejo —¿Tú como estás?

—me sanaste —murmura caminando hacia mi cama para sentarse —no me quejo, pero estoy preocupado por ti.

—no debes estarlo. Todo está bien, solo te sané... Quizás siempre fuí una bruja sanadora y no lo supe hasta ahora.

—no funciona así y lo sabes.

—bueno, no sabía que los Ángeles son seres tan repugnantes —digo girándome hacia él —uno aprende cosas todos los días, ¿No?

—Faye... —me mira fijamente.

—mamá volverá de su luna de miel —cambio de tema rápidamente antes de que comience a regañarme —pensé en invocar al Trivium infernal, fuiste clave para salvar al aquelarre anoche, te perdonarán.

—estamos hablando del padre Blackwood.

—bueno, buscaremos una forma.

—esto fue cosa de él. Hizó que un ratón me poseyera y solo tres sabemos la verdad, el padre Blackwood, yo y un ratón que está en la basura del bar de Dorian.

—pues traigamos de vuelta al ratón —digo obvia.

—¿Traerlo de vuelta? —Ambrose me mira confundido —¿Hablas de necromancia o de que tú y tus nuevas habilidades revivirán a leviathan?

—hablo de hacer lo necesario para que no te maten.

Ambrose asiente lentamente al tiempo que me mira de una forma algo extraña, como si la persona frente a él fuera alguien completamente distinto a mi. Sin más se levanta de mi cama y sale de mi habitación dejándome sola. Mi mirada recorre mi alrededor hasta concentrarme en la ventana junto a mi cama en dónde se podía ver la tormenta que se desata afuera. Lentamente me acerco a ella para abrirla y mirar hacia el exterior embriagandome con el olor de la lluvia, cierro mis ojos y respiro hondo sintiendo en segundos como la brisa comienza a desaparecer al tiempo que los rayos del sol golpean mi rostro.

De la nada la presencia de alguien detrás de mi hace que me gire para encontrarme con Sabrina que me miraba asombrada.

—eso fue... Wow —dice mirándome con una sonrisa —¿Cómo es que...?

—no lo sé —niego levemente apoyándome en el umbral de la ventana detrás de mi —es como si solo lo deseara.

—hablando de eso...

—¿Que necesitas? —pregunto sabiendo a la perfección que si vino hasta aquí es solo porque necesita algo de mi.

—vi lo que hiciste con Ambrose anoche, él estaba desangrándose hasta que tú lo tocaste...

—ve al punto Brina —le pido.

—es Roz... Ha quedado ciega y ahora que sanas personas, me gustaría saber si puedes...

—¿Devolverle la vista?

Sabrina asiente levemente haciendo que suelte un suspiro al tiempo que me siento en mi cama. En segundos mi mirada se dirige a la botella de agua sobre mi mesita de noche, la tomo entre mis manos y cierro mis ojos un momento para luego abrirlos y entregarle la botella a Sabrina haciendo que me mire confundida.

𝐅𝐀𝐘𝐄 →ɴɪᴄʜᴏʟᴀs sᴄʀᴀᴛᴄʜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora