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Otro amor enterrado entre recuerdos

En las semanas que transcurrieron, creía que mi corazón se estaba curando, que las cicatrices se estaban cerrando y la felicidad estaba resurgiendo. Sin embargo, en un día crucial, mi mente decidió conspirar en mi contra.

Hoy, un día que debería ser importante por razones distintas, te volviste a colar en mis pensamientos. Regresaste a ser parte de mi memoria, de mi presente, y la dolorosa realidad de que ya no deberías tener cabida en mi vida se hizo evidente. ¿Por qué? ¿Por qué mi garganta arde al pensar en ti? ¿Por qué mi corazón duele al tenerte presente? ¿Por qué no puedo deshacerme de tu maldito recuerdo?

¿Por qué me hiciste creer que me amabas? Ahora, borrar tu presencia se ha vuelto imposible. Fuiste el primero en expresar amor, el primero en otorgarme apodos que ahora son puñales en mi pecho. ¿Era esa tu estrategia? ¿Hacer cosas tan únicas que resultara imposible olvidarte? Te has convertido en un estándar en mi vida, y mis sueños se llenan de la esperanza de despertar con un mensaje tuyo.

Te extraño. Quizás no extraño la relación romántica que compartimos, pero añoro nuestra amistad, nuestros días y noches, nuestras llamadas y bromas. Extraño lo que fuimos antes de ser amantes, cuando éramos cómplices de risas y confidencias.

Esta distancia me atormenta, la ausencia física se convierte en una herida abierta. Detesto la intensidad del dolor en días impredecibles, y envidio a aquellos que pueden tener noticias tuyas. Hay tantas razones por las que no logro apartarte de mi mente; quizás los sueños que aún tengo contigo son parte de ello. Sin embargo, la razón más latente es que se avecina tu cumpleaños, una fecha que solía llenarme de emoción porque planeaba sorprenderte con un regalo especial.

El solo pensamiento de no poder cumplir esa promesa me lleva al borde de las lágrimas. ¿Por qué todo tiene que terminar? Anhelo retroceder el tiempo, desearía evitar haberte conocido, aunque cada momento que compartimos fue amado, el sentimiento actual de desolación me abruma desde que te fuiste.

Soñaba con el día en que nuestros caminos se cruzaran, anhelaba envolverte en un abrazo cálido y compartir contigo palabras que expresaran cuánto merecías sentir amor y felicidad. Mi deseo más profundo era borrar las cicatrices de dolor que otros te infligieron, porque para mí, tu valía era tan inmensa que tu atención hacía que mis días fueran radiantes de alegría.

¿Dónde fallé? ¿Por qué no logré retener tu presencia? A pesar de que sabía que algún día partirías, esas promesas que juraban lo contrario dolían profundamente, pues llegué a creer que, sinceramente, podrías quedarte. Quizás fue mi culpa, ¿verdad? ¿Acaso no fui suficiente? Mis esfuerzos no bastaron para que eligieras quedarte, y entiendo que amar a una bomba de tiempo es una tarea difícil.

Solo me queda evocar lo que fuimos y dejar que las lágrimas fluyan por lo que no logramos ser. Te extraño tanto que el dolor es abrumador, porque aunque no buscaba nada en ti, encontré todo, y ahora ese sentimiento desgarrador fragmenta mi alma en incontables pedazos.

Anhelo regresar a la noche en que nuestros destinos se entrelazaron, a esa tarde en la que nos convertimos en cómplices. Quiero recuperar a mi amigo, ese amigo que se esfumó en el eco de los recuerdos.

❝Un Hermoso Desastre❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora