Cap 18

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Tristan

Felicidades, Tristan— mi padre aplaudió con una sonrisa sarcástica en su rostro —Ya lo perdiste, ambos lo hicimos gracias a tu estúpida boca.

—Es tu culpa tanto como es la mía, no te hagas el santo— entré a la casa, tomando las llaves de una camioneta.

—¿A dónde vas?

—A buscar a mi hijo, lo mismo deberías hacer tú.

—¿No entendiste? No quiere nada de ti.

—A ver, se subió a un auto llorando, no se si ya se le bajó la borrachera que traía, maneja pésimo y con una noticia así no me voy a arriesgar a que tenga un accidente.

—Te acompaño.

Seria injusto decirle que no, sin responderle subí a la camioneta conectando mi celular para rastrear mi auto. Conduciendo hacia él aceleré un poco más de lo permitido, una multa ahora era lo de menos.

—¿A dónde va?

—A casa de Ellie— miré la pantalla al llegar al semáforo.

—¿Quién es Ellie?

—La niña que le gusta.

—¿Ya tiene novia?

—Es la niña que le gusta— repetí, mirándolo —Si está con ella va a ceder hablar, Ellie lo va a convencer.

—¿Y qué vas a decirle?

—La verdad.

—No puedes decirle la verdad.

—Tranquilo, no le diré todo lo que hiciste, tampoco soy tan cruel como para borrarle la imagen que tiene de ti.

—Entonces dímelo.

—No lo se, papá— volví a avanzar —Le diré que Celeste salió embarazada a los 15, que no estábamos listos para un bebé y te hiciste responsable.

—¿Se te olvida que escuchó la conversación? De imbécil dijiste que te lo arrebate.

—Fue lo que hiciste, porque o cedía a eso o lo mandabas a quien sabe donde.

—Hice todo eso por los dos, porque lo creas o no te amo.

—Tienes una manera de amar muy peculiar.

—Los padres de Celeste no quisieron saber nada de él después del parto, era completamente tu responsabilidad y solamente tenías 15 años, no ibas a poder hacerlo, tenía que hacerte creer que lo mandaría lejos para que aceptaras dármelo.

—Me manipulaste, eso fue lo que hiciste, y como el escuincle que era me creí todo y cedí— di vuelta al final de la calle —Lo que en verdad querías era no arruinar tu familia "perfecta" pero la verdad es que eres un pésimo padre, con dificultades o lo que sea, se perfectamente que pude haberlo cuidado yo.

—¿Y hacerlo como María?

—No todos hacen lo que ella hizo, ya quisiera haberlo hecho yo...ya veré como cubrirte, ahora lo importante es llegar con él.

𝑫𝒆𝒔𝒅𝒆 𝒄𝒆𝒓𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora