Cap 20

1.2K 71 18
                                    

Caleb

—¿Qué síntomas tienes?

—Dolor de garganta, ojos llorosos, flujo nasal creo, tengo mucha pereza y ninguna intención de estar aquí.

Ignoré la mirada de Tristán, alzando un poco mi cabeza.

—Te haré una pequeña revisión ¿si? Vamos a pesarte, medirte y checaremos esa garganta— tomó uno de esos palillos de madera aproximándose a mi.

Seguí cada una de sus indicaciones hasta volver a la silla, siguió escribiendo no se qué en la típica hoja y al final miró a mi hermano.

—Casi no ha subido de peso, seguiremos con las vitaminas...

—¿Otra vez? Que no me gustan.

—No esta a opción— cortó Tristán.

—La dieta será distinta y en cuanto al resfriado tendrá que seguir un tratamiento señalado aquí, estas pastillas cada ocho horas, estas cada doce y el jarabe cada cuatro si no mejora el dolor en su garganta, considérate afortunado de no recibir inyecciones— me sonrió.

—Tengo las malditas vitaminas todavía.

—¿Algo más?— Tristan recibió las hojas.

—Que descanse, tomar siestas le ayudará, el helado ayuda a desinflamar la garganta y simplemente debe seguir las indicaciones, va a sentirse mejor pronto.

—Muchas gracias, Stefan— los dos se levantaron, estrechándose la mano una vez más.

—No hay de que, Tristán— rodeó el escritorio, abriendo la puerta —Nos vemos, Caleb, fue un gusto verte.

Le sonreí sin ánimos, dejando el consultorio, decirle lo mismo sería una mentira y las mentiras son malas.
Cuando convenían, claro.

Aunque había tomado dos pastillas antes de venir el dolor de cabeza aún no disminuía, nunca había tenido una resaca como la de hoy, apenas podía verle la cara a los demás, que por suerte solo fue María, sus hijos estaban desayunando con un amigo.

Oprimí el botón del ascensor, recargándome en la pared para esperarlo.

—¿Iremos a casa ya?

—Iremos a comprar las medicinas.

Irritado dejé mi cabeza contra la pared —¿Por qué me haces esto?

—No te estoy haciendo nada, te lo dije y claro está, te enfermaste ante todo lo que decidiste hacer ayer.

—Toda la mañana me lo has reclamado, ya olvídalo.

—¿Por qué no lo haría? Pudiste acabar mucho peor, en el estado con el que estabas pudiste tropezar o algo ¿En verdad no ves la gravedad de todo esto?

—Lo único que veo es que estoy harto, me duele la cabeza, me siento mal, tengo frío y lo único que quiero es ir a mi puta cama, manda a que compren las pastillas o algo.

Se que le cuesta tener paciencia, muchas veces lo hago sufrir por eso pero ahora no se notaba tranquilo, al menos no del todo, pero no importa. Yo no tenía porque estar aquí cuando pudo comprar un simple jarabe y ya.

𝑫𝒆𝒔𝒅𝒆 𝒄𝒆𝒓𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora