𝑫𝒆𝒔𝒅𝒆 𝒄𝒆𝒓𝒐

Cap 23

༄ Caleb ༄

—Necesito que cierres los ojos.

—¿Por qué?

—Confía en mi, bonita— pedí dándole una sonrisita.

Extrañada cerró sus ojos, dándome la otra mano también, empujé la puerta la que terminé entrecerrando una vez que entramos.
La dejé al lado del escritorio caminando al baño de donde saqué el ramo de flores que había comprado horas atrás, estaba nervioso, sabía cuál sería su respuesta...o al menos eso esperaba, solo quedaba esperarla.

—Ábrelos.

Una vez que lo hizo leyó la pregunta que los globos sobre la pared formaban, su boca se abrió con sorpresa aunque no tardó en cubrirla con su mano.

—Cay...

Me coloqué frente a ella, sacando del cajón del escritorio la cajita con un brazalete con un pequeño corazón rosado —¿Quieres ser mi novia, bonita?— pregunté tratando de mantener la cordura.

Su cabeza se movió lentamente hasta hacer algunos asentimientos —Si...si quiero— respondió con una sonrisa.

Recorrí las flores envolviéndola en un abrazo, quería hacerle algo más grande, llevarla a cenar, a un picnic o cualquier cosa mejor, pero no podíamos arriesgarnos a que su padre lo notara. Si llegaba a hacerlo los dos estaríamos muertos.

—Siento no poder hacer algo mejor...

—No— acalló —Es perfecto...me gusta más cuando es algo íntimo— miró a nuestro alrededor sin borrar su sonrisa, enfocada en los globos.

Aliviado le tendí las flores, dándole otro abrazo cuando las tomó —Te quiero, bonita.

—También te quiero.

Al separarme de ella sentí sus labios sobre los míos sin nada de anticipación, no me quejé para nada, al final no me molestaba ni siquiera un poco.
Bajando mis manos a su cintura la acerqué un poco a mi, sintiéndola un poco tensa por lo que solté el agarre.

—Cay...

—Lo siento— susurré llevando las manos a mi espalda.

—No...no es eso— nerviosa mordió su labio —La noche de la fiesta— sonrojada tomó asiento en la cama, tendiéndome su mano —Recuerdo haberte besado y hacerte tocar mis...— se interrumpió bajando la mirada a sus pechos, aunque los miré unos segundos volví a su rostro compartiendo su sonrojo.

—Estabas ebria, bonita— hablé tomando asiento a su lado —Está bien.

—Lo siento...yo no hago eso, se que estuvo mal y...

—Ellie— empujé su hombro con el mío —Está bien, enserio.

La pequeña sonrisa que apareció en sus labios demostró tranquilidad, la abracé sobando su espalda bajando la cabeza cuando giró las flores —No puedo llevarlas a casa...si papá las ve sabrá que vienen de ti.

—Puedes dejarlas aquí.

—Gracias, Cay— dejando un beso en mi mejilla se levantó, saqué el brazalete de la caja mirando su mano tendida a mi dirección. Al tomarla lo coloqué sobre su muñeca asegurándola con el broche —Es precioso...