Cap 29

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Caleb

—No puedo creer lo irresponsables que son.

Al igual que todos me mantuve en silencio, apoyando mi cabeza en la de Cele que prácticamente estaba recostada en mi, apunto de quedarse dormida.

Contuve un bostezo disimulándolo al subir mi brazo cubriendo parte de mi rostro, moría de sueño.

—¿De dónde salió la botella? ¿De quién es?

Nuevamente todo fue silencio, no era mentira aquello que dijeron. No iban a delatarse.

—Les están haciendo una pregunta— intervino la tia Cecile —Ninguno va a levantarse hasta que no salgan los responsables.

El silencio pasó a ser un bufido que soltó la mayoría, bueno, sus hijos más bien.

—La compramos entre todos, no es como que haya un solo responsable— contestó Beck —¿Podemos hablar de esto mañana?

—Mañana hablaremos pero de su castigo, es inaceptable que hagan esto, sobretodo que jalen a Caleb a sus tonterías.

—No...— hablé hacia el abuelo que levantó uno de sus dedos a mi dirección.

—No, señor. Tu tampoco debiste dejarte influenciar por ellos— se deshizo de sus lentes —Vayan a ducharse, ya les están preparando la cena para que se les baje el efecto.

—Aunque esos dos ya sacaron casi todo— la tía Cecile se refirió a Isla y a Beck.

Al levantarme con lentitud, ayudé a Cele a hacer lo mismo, íbamos camino a las escaleras cuando nuestros padres llegaron.

—Papi...— habló mi prima con una expresión triste.

—No, señorita. No quiero escucharlo— cortó el tío Xavier —Vamos, tú madre te ayudará a ducharte— agachándose la tomó en brazos, ahorrándole las escaleras —Buenas noches, Tris. Buenas noches, Caleb.

—Buenas noches— respondí junto a papá que en silencio me ayudó a subir las escaleras, caminamos a la que sería mi habitación y aunque traté de identificarla, justo ahora no estaba en todos mis sentidos para contar o distinguir puertas.

Una vez dentro fui directo a la cama donde me dejé caer boca abajo cerrando los ojos.

—¿Papi?

—Dime, campeón— alzó un poco mis piernas cuando comenzó a desabrochar los cordones de mis zapatos.

—Lo siento.

—Vamos a hablarlo mañana ¿Si? Duerme.

—No quiero que te enojes conmigo...

—Entonces no entiendo porque haces esto, Cay.

Jalé las mantas soltando un pequeño quejido —Lo siento...— musité metiéndome debajo de las cobijas —Esto no es tan malo...me agradan...más Cele. Se comporta como si fuera mi hermana mayor.

—Es bueno ver que se llevan bien.

Me acurruqué en la cama trabajando en mantener los ojos abiertos, pesaban demasiado.
Ni Cele, ni yo, habíamos bebido tanto como los demás. No sabía porque estaba tan agotado.

𝑫𝒆𝒔𝒅𝒆 𝒄𝒆𝒓𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora