Cap 24

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Tristan

No había soltado ni una palabra aunque eso era normal cuando solía meter la pata, no sabía si los chicos estaban enterados, probablemente no ya que no lo volteaban a ver para "apoyar". Su castigo de acompañarme a la oficina seguía en pie, no quería que se enteraran y de cierta manera comprendía porqué, le avergonzaba lo que había pasado.

—Mañana tienen cita en el odontólogo los tres— informó María —Iremos después de la escuela.

—¿Por qué?— Tate hizo un gesto torcido.

—Porque es necesario, cariño.

—No lo es...

—No vamos a discutirlo, amor, vamos a ir.

—Es una mierda.

—¿Disculpa?

Todos quedamos en blanco al escucharlo decir eso, sus hermanos lo observaron al instante con notable reprocho —Tate— susurró Caleb.

—No vuelvas a hablar así— lo regañó María —¿Entendido?

—Si no es mentira.

—Tate— hablé dándole una mirada de advertencia —Ya basta.

Verlo bufar fue confuso, él nunca tomaba esta actitud, Caleb era quien se encargaba de eso.

—No te comportes así, es tu mamá.

—¿Y qué?

—¿Y qué? Tienes que respetarla, no ha dicho nada malo para que tomes esa actitud. Es una visita al dentista, la necesitas, no es por dañarte.

—Pero detesto ir.

—Voy a repetir que es necesario— dejé los cubiertos en el plato —Termina de comer.

Su mirada desafiante resaltó hacia nosotros —No quiero.

—Tate, por favor— María dejó la ternura que llevaba en la voz de lado —¿Quieres subir a discutir esto?

—Ya estoy grande para eso.

—Compórtate como un niño grande, entonces.

Bufó por segunda vez dándole una mala mirada, los chicos intercambiaron miradas en silencio terminando en Tate que no tardó en hacerlo también.

—¿Y ustedes qué cara de idiotas? ¿No tienen algo mejor que ver?

—Joder, que humos tienes— reclamó Caleb —¿Qué te pasa?

—Qué te importa.

—Ni una más, Tate, vamos a subir si sigues así.

—Tu...

—Ve a tu habitación— ordené callándolo antes de que pudiera decir algo peor —Ya.

Molesto se levantó de la mesa dejando la cocina atrás para subir las escaleras, después de escuchar la puerta azotarse miré a María que frustrada terminó su copa de vino.

𝑫𝒆𝒔𝒅𝒆 𝒄𝒆𝒓𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora