Capítulo 40

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Los disparos retumbaron en el lugar, haciendo que todos los presentes apartaran la mirada de golpe, sus lágrimas empezando a caer por sus rostros, "Tomarlo como un primer aviso", la grave voz retumbó profundamente en las cabezas de los cinco chicos que seguían de pie en el gran salón de la agencia, escucharon los cristales del suelo romperse mientras pasaban por encima y sus piernas temblaron, provocando que sus cuerpos sintieran como perdían absolutamente toda la fuerza. Habían escuchado sobre la existencia de un grupo de saqueadores que ya habían roto la leve paz de otros grupos, pero nunca imaginaron que pronto les tocaría a ellos mismos verlo y sentirlo con sus propios ojos.

***

Aquella mañana Gun y Tay se quedaron junto a Tor recogiendo un poco el lugar, mientras PP y Billkin se centraron en la parte exterior del recinto, arreglando algunos de los paneles que tenían en los cristales para evitar que vieran lo que había dentro y, de esta forma, mantener a los caminantes lejos de ellos. El lugar era amplio y había espacio para todos, dormían en diferentes salas, sin la necesidad de compartir absolutamente todo el espacio para hacer diferentes acciones como comer y dormir, cosa que podía ayudar a que el lugar fuera más un hogar. Tay se alejó de los dos chicos para poder preparar algo para comer, el sol indicaba que ya pasaba de media mañana y estaría bien que pudieran tener algo preparado para cuando empezaran a tener hambre.

El sonido de un motor acercándose llamó la atención de los tres chicos que se encontraban dentro del acogedor lugar, haciendo que estos asomaran la cabeza por la puerta principal. Billkin y PP sonrieron ampliamente al reconocer el vehículo que se acercaba y aparcó al lado del suyo, los dos jóvenes bajaron sonriendo, pero sus miradas se desviaron a la puerta, soltando las bolsas que llevaban en sus manos y echando a correr en dirección a la entrada del recinto. Tor, al reconocer a las dos personas que acababan de llegar, salió por completo de dentro y abrió los brazos, abrazando entre lágrimas a los chicos que se abalanzaron sobre él.

Los cuatro restantes miraban la escena con un sabor dulce en sus cuerpos, entendían lo que ese abrazo podía significar, lo que sus lágrimas querían decir, ellos también lo habían tenido que vivir con sus propios sentidos. Los ojos de los chicos también se llenaron de lágrimas de forma involuntaria ante ese abrazo, dejándolos solos y yendo dentro de la agencia para poder dejarles un poco de tiempo y espacio para ellos, puesto que deberían ponerse al día, de esta forma los cuatro restantes podrían centrarse en terminar de cocinar la comida y preparar la mesa para poder sentarse todos juntos en un rato.

Tor fue el primero en romper el abrazo, secando las lágrimas de los rostros de sus amigos, abrazándolos una vez más antes de preguntar tímidamente sobre cómo habían llegado aquí, los tres chicos escuchaban la historia de cada una de las partes, sus corazones se rompían con la idea de que el resto de sus amigos, de sus hermanos, no hubieran llegado hasta donde ellos, pero en este punto en el que se encontraban, podían sentir cierto alivio de que, por lo menos, algunos de ellos lo hubieran conseguido.

PP salió por la puerta para indicarles que la comida estaba preparada y, por primera vez en bastante tiempo, la mesa se vio rodeada de risas y de historias que, aunque a veces sus corazones se rompieran tras esas anécdotas, ahora ya no eran un recuerdo tan agridulce e intentaban verlo desde una perspectiva diferente, veían la oportunidad de estar ahí por las personas que ya no estaban, dispuestos a llegar al final de todo esto, por ellos, por las parejas, los amigos, por los hermanos y las familias que habían perdido.

***

Unas semanas pasaron rápido, el grupo estaba terminando de preparar los vehículos para poder salir a buscar suministros, aún tenían comida y esas cosas, pero preferían asegurarse de tener suficiente que no correr el riesgo de tener que salir un día corriendo para buscar alguna cosa, en ese punto en el que se encontraban, habían aprendido a asegurar su seguridad antes de intentar sobrevivir con lo que les quedaba. Tor, Porsche y James prácticamente no se separaban ni un segundo, solían colaborar conjuntamente, y se habían encargado de la vigilancia nocturna del recinto, mientras que los otros cuatro se encargaban de hacerlo durante la luz del día.

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