Gods & Monsters ||| Finick Odair

Antes.

Los distritos uno y dos contaban con academias que entrenaban a todos los jóvenes, desde pequeños asistían a estos lugares para luego poder ofrecerse de voluntarios en los juegos del hambre. Para cada uno de ellos era un honor poder representar al distrito.

La academia se dividía en niveles, tú edad era un nivel y comenzabas a asistir desde los seis años hasta los dieciocho. Solo unos pocos solían llegar a los dieciocho, los demás se ofrecían antes.

Margaret Wood se encontraba en la fila horizontal  formada por unos veinte jóvenes, habían muchas más filas. El horario de la academia consistía desde las siete de la mañana hasta pasado el medio día, hoy era el último día para ellos ya que solo faltaban unos pocos días para la cosecha.

Margaret o "Maggie" como la solían llamar sus cercanos, se encontraba en el nivel de los trece años. Uno de sus primeros recuerdos que tiene es a ella y su madre entrenando en la mansión.

Venía de una familia de vencedores, su madre ganó los juegos a la edad de quince años y su padre también asistió a otros, pero desafortunadamente murió a manos de un chico del distrito doce. Tiempo después de la muerte de su padre, la madre de ella se enteró que estaba esperando a Jasper.

Maggie siempre supo que ella y Jasper no eran realmente hermanos, pero ella siempre le dijo que su padre era Adonis, además le gustaba tener la imagen mental que tenía una figura paterna. Ninguno de los dos nunca tuvo el valor de hacerle la real pregunta sobre quién era el padre de ella.

Su madre siempre fue alguien distante, recuerda tener lindos momentos entre las dos, pero con el tiempo se fue alejando más. Los estaba criando para aquel mundo y todo lo que venía con el.

La mayoría de los jóvenes del distrito se ofrecían a los dieciséis o diecisiete años y a los que la academia llegaba a considerar letales a los quince. Todos se encontraban formados, dos filas más adelante se encontraba su hermano Jasper.

Jasper era el mayor y ella sabía que este año él iba a ofrecerse como tributo, a pesar de que habían varios chicos mayores que él, sabía que la academia lo consideraba letal. Jasper siempre estuvo por encima de los demás, era algo que su madre le había enseñado

A Maggie le preocupaba un poco la idea de que su hermano fuera a los juegos, sabía que a él no le molestaba ni el mínimo, pero todavía no podía tener la idea en su cabeza sobre matar a alguien.

Terminaron de dar las instrucciones, significaba que ya podían irse a casa.

—Te veo después de la cosecha, Maggie— le dijo su mejor amiga Mimi, la rubia estaba con ella en el año.

—Adiós—se despidió con un movimiento de mano.

Maggie junto a su hermano salieron de la academia en dirección a casa. Su hogar no quedaba tan lejos, solían caminar.

–¿No estás asustado, Jasper?— le pregunto mientras iban por la vereda, junto a ella pasaban perros de color rosado.

—El miedo no existe para nosotros, Maggie—él se detuvo y la miro—Nunca tengas miedo, el miedo es para los débiles. Ganaré esos juegos y volveré a casa para que practiquemos. En mi ausencia quiero que alimentes a Doris.

—Claro que lo haré, es nuestra mascota tonto —le dijo ella con una sonrisa para volver a seguir su camino.