Maggie y su hermano se encontraban en la primera fila que daba hacia el palco presidencial, Snow había anunciado hace algunas horas que iba a dar un discurso y quería que todos los vencedores estuvieran presentes. Le pareció extraño que deseara que todos estuvieran presentes.
—Debe planear algo— le dijo Jasper a su hermana se encontraban de pie y unas personas más allá se encontraba su madre.
—Claro que si— ella le dio una mirada rápida hacia donde estaba su madre, las dos cruzaron miradas.
Los habitantes se encontraban mucho más atrás que ellos, al su lado debían haber alrededor de unos siete tributos. Pudo distinguir a otros tributos hermanos, Cashmere y Gloss, ellos no solían llevarse nada de bien.
Snow salió del palco y la gente comenzó a gritar, no entendía como la gente del Capitolio podría adorar a Snow de esa forma. Se posicionó frente a su micrófono y detrás de él pudo ver a Plutarch Heavensebee. No era normal que él lo acompañara a esto, Snow solía ir con su familia a esto, pero nunca vio a Plutarch acompañarlo.
—Damas y caballeros, este es el septuagésimo quinto año de los juegos del hambre, cuando se escribieron la reglas de los juegos...—dijo, todas las personas se encontraban observando a Snow—Se dijo que cada veinticinco años se haría el vasallaje de los veinticinco para mantener fresca en cada nueva generación la memoria de los que murieron en el levantamiento del Capitolio. Cada vasallaje se distingue con juegos de un significado especial.
—No —dijo en un susurro Maggie.
—En este aniversario setenta y cinco de la derrota de la rebelión celebramos el tercer vasallaje —Snow sonreía, los dos hermanos quedaron paralizados.
Esto era lo que trata de decirle Plutarch a Maggie, no era casualidad la conversación que tuvieron.
Miro de reojo a su hermano y vio cómo tenía la mandíbula tensa, ni un mínimo músculo de su rostro se movía.
—Como recordatorio que ni aún los más fuertes pueden superar el poder del Capitolio en estos juegos del vasallaje de los 25 , los varones y mujeres tributos serán elegidos del grupo existente de vencedores —hubo un segundo de silencio, todos los vencedores se miraban entre sí, menos Jasper—Los vencedores se presentarán el día de la cosecha, sin importar edad, su estado de salud o posición.
Rápidamente el público se empezó a dispersar, del lado de los vencedores se acercó la madre de Jasper y Maggie. Los dos hermanos todavía seguían como en un tipo de shock.
–Vamos, hay que irnos — la madre se acercó a ellos y pasó una de sus en la espalda de cada uno de ellos.
Mientras caminaban la gente les gritaba cosas, los juegos para ellos se habían vuelto una necesidad de sobrevivir, pero eso no significaba que les gustaba volver y matar gente. Llegaron al aparcado y se subieron al auto que era manejado por el chofer especial de su madre, cada uno en el viaje no dijo nada.
Llegaron a la gran mansión y se bajaron del auto, entraron y fueron a la sala común. Maggie y Jasper tomaron asiento en el sillón blanco mientras su madre se servía un trago.
—Esto es culpa de la chica en llamas y su novio — dijo Jasper levantando la cabeza.
Snow la quería muerta y haría lo que fuera por que eso pasará.
—Esa chica no fue capaz de obedecerle a Snow y cuando no lo haces recibes tu castigo — ella se acercó y tomó asiento frente a ellos—Snow no suele perdonar a nadie, pero esta chica se a vuelto un dolor constante para él.
—Pensé que matar a gente ya no se volvería parte de mi — dijo Maggie mientras miraba a sus madre.
—Siempre será parte ti Maggie, desde el primer momento en que mataste al chico del 11 y hasta Caleb— ella la miro —Siempre será parte de nosotros y a Snow no le interesa que seamos parte de su plan si eso es lo necesario para que muera la chica del 12. Haremos lo que tengamos que hacer.
—Si— dijo Jasper mirando a su madre.
Maggie se puso de pie y tomó sus cosas.
—Tengo que irme, tengo un encuentro — ella miro a su familia para luego salir de casa.
Salió de la gran mansión y caminó unas calles, no deseó que el chofer de su madre la llevara porque sabría que le contaría donde fue. Luego de caminar con sus tacones negros y sus lentes de sol, llegó nuevamente al edificio alto.
Desde afuera se quedó parada unos segundos y lo admiro, tenía que estar segura de lo que haría, no había vuelta atrás. Tomo un gran bocado de aire y entro, se acercó al ascensor y apretó el último botón, luego de segundo llegó al piso, tocó la puerta.
—Señorita Wood— dijo Plutarch en el momento que abrió la puerta y la vio a ella.
—Aceptó — ella lo miro, el hombre parecía algo sorprendido.
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Gods & Monsters ||| Finick Odair
Fiksi Penggemar"In the land of gods and monsters I was an ángel Living in the garden of evil" Margaret, el diamante en bruto del Capitolio, pero hasta las mejores joyas suelen perderse. To...