Maggie había ganado sus primeros juegos, en su mente todavía rondaba la muerte de Caleb y las de todos los tributos que conoció.
Maggie era alguien bastante ingenuo antes de todo aquello.
El Capitolio la amaba, había sido uno de los mejores juegos en años. Dos tributos letales se habían enfrentado y la chica lo había vencido fácilmente.
Tontamente ella se había vuelto una figura heroica para el Capitolio.
Ella no quería ser un héroe para nadie, no se consideraba un héroe para nada. En ese minutos ni siquiera sabía quién era ella misma.
Miro por la ventana del auto que la había traído a la gran mansión, hoy era su fiesta especial, todos los ganadores la tenían. El auto se detuvo y bajo de este, ni siquiera le gustaban mucho las fiestas.
Con sus tacones se adentró hacia el jardín que estaba decorado exoticamente. Al subir las escaleras noto la miradas de todos en ella, pero solo siguió su camino.
Su madre llegaría más tarde a la fiesta y su hermano tenía algunas cosas que hacer antes, se encontraba sola.
Maggie solo era un niña de quince años, una niña de quince años rodeada por adultos que adoraban cosas horribles.
Ella sonrió tímidamente a la gente y se acercó a la mesa de bebidas, de ahí tomo un jugo y camino por el lugar.
Su vestido era rojo y hacía resaltar su piel clara, ya mucha gente la encontraba una joven atractiva para su edad.
Reconoció a lo lejos a algunos compañeros de escuela, en un lado estaba Damon Crane junto a Diana Ravinstill, entre otros. Maggie los saludo con rápida sonrisa y se alejó, no le apetecía conversar con ellos aquella noche.
Se adentró al palacio y camino por sus pasillos hasta que encontró un cuarto a solas, lo único que deseaba desde los juegos era estar a solas. Se sentó en el gran sillón, pero una de las pinturas que estaba en frente llamó su atención.
Maggie se puso de pie y se acercó al cuadro, al estar cerca se dio cuenta que era un campo bonito, no era como aquí sino parecía un distrito rural como el 12. Observó cada detalle que había en el.
—Interesante ¿no? — alguien habló a sus espaldas.
Se volteó y vio la figura de Finnick Odair, vencedor del distrito 4. El adolescente Finnick Odair ya había ganado hace cuatro años sus juegos, era el vencedor más joven.
—Te diría que parece el distrito doce, pero en verdad no lo conozco — le sonrió a Maggie haciendo de que su rostro saliera una sonrisa—Soy Finnick.
El chico estiró su mano hacia ella, por unos segundos la observo para luego estrecharla.
Maggie lo observo, tenia una sonrisa contagiosa y le parecía bastante agradable a simple vista, ya veía porque todos lo querían.
—Soy Margaret— le dijo mientras soltaba su mano.
—Claro, la responsable de esta fiesta — dijo dando un pequeño giro en el salón, en su mano derecha llevaba una copa –Veo que los del Capitolio te aman, pero al parecer no tanto tú a ellos porque no estás en la fiesta que te organizaron.
—No es eso, solamente deseaba estar un poco alejada del ruido — dijo ella morándolo.
—Si, te entiendo, luego de mis juegos solo quería estar a solas — dijo mirándola —Tú hermano es Jasper ¿cierto?.
—Si– asintió Maggie con la cabeza.
—Vaya hermano— dijo él soltando una risa—Ya tengo que irme.
Finnick se dirigió hacia la puerta.
—Margaret parece muy formal ¿no lo crees?— le pregunto en la entrada de la puerta—Maggie, Maggie suena mejor. Que estés bien Maggie, suerte.
Ella vio marcharse a Finnick Odair por aquella gran puerta del salón.
En su mente se dijo que nunca había conocido a una personas así, era distinto.
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Gods & Monsters ||| Finick Odair
Fanfiction"In the land of gods and monsters I was an ángel Living in the garden of evil" Margaret, el diamante en bruto del Capitolio, pero hasta las mejores joyas suelen perderse. To...