Maggie arrojó sus llaves en la mesa que estaba a un lado de la puerta, sabía que su hermano no llegaría hoy a dormir, tenía algunos asuntos. Encendió las luces del hogar y se acercó al estéreo, l encantaba oír música, para ella era la mejor sensación del mundo.Maggie se acercó al bar que tenía, se preparó un trago, ya era tarde, pero ella solía sufrir de insomnio hace años. Se sentó en el sillón y solo se quedó ahí admirando la música, le relajaba bastante.
El timbre de su hogar sonó, se puso de pie rápidamente y se acercó a la puerta, le encantaba que su apartamento fuera tan grande que no tuviera vecinos. Al abrir la puerta vio a Finnick.
—No has olvidado donde vivo —le dijo ella mientras sujetaba la puerta con su mano derecha.
—No es fácil olvidar uno de los edificios más altos del Capitolio —le dijo este, ella abrió la puerta hacia atrás para que Finnick pudiera pasar.
Finnick y Maggie se conocieron luego de que ella ganará sus juegos, en una cena organizada por Snow para sus vencedores favoritos. Maggie tenía quince y el diecisiete, Finnick ya había ganado sus juegos hace años y era el más amado en el Capitolio. Ser cercanos se volvió fácil para ellos, él entendía por todo lo que había pasado ella.
—¿Deseas algo de beber?—le preguntó Maggie, él negó con la cabeza.
Los dos tomaron asiento en el gran sillón negro de cuero, Finnick solo la miraba y viceversa. Él nunca negó la belleza de ella, antes de conocerla había escuchado sobre una hermosa chica del uno que había ganado sus juegos, cuando la conoció en persona todo hizo sentido realmente. Las chicas morían por él, pero el solo solía tener ojos para su antiguo amor Annie, pero al pasar los años aquel amor se fue acabado.
—¿Y Jasper?—le preguntó, ella soltó una risa.
—¿Desde cuando te interesa saber de Jasper?—le pregunto ella riendo.
—Claro, Jasper es bastante amigable — Finnick dijo con sarcasmo.
Jasper no solía ser una persona afectuosa, su madre lo había criado para ser así, ella creía que sentías mucho eras débil. Dentro de su hogar era más cercano a su hermana y a su círculo íntimo, pero fuera era como lo había criado su madre.
—¿Cómo lo has pasado en el 4?—le pregunto Maggie mientras se terminaba su trago.
—Haciendo un par de cosas, pescando algunos pescados —le dijo él con una sonrisa —¿Cómo has estado tú aquí?.
—Bien, suelo algunas veces a la semana entrenar tributos e ir a fiestas —ella lo miro —¿Cómo está Annie?.
—Ella está bien, pero ya no estamos juntos — él le dijo, algo hizo un click en ella —Hace mucho que no lo estamos.
—Lo lamentó —ella asintió con la cabeza.
—Quizás ya es hora de que me vaya, Snow debe estar observándonos —Finnick se puso de pie e igual ella.
Caminaron a la puerta y Maggie la abrió, quedaron frente a frente viéndose, sintió como una corriente eléctrica recorriendo por un segundo su cuerpo. Finnick se acercó lentamente y besó con delicadeza su mejilla de la chica, Maggie no dejaba que muchas personas se le acercaran así.
—Ten suerte Maggie, quizás te vea luego —le dijo este sonriendo, ella solo lo miro —Trata de evitar las fiestas.
—Cuídate Finnick, deja a las mujeres tranquilas —ella le sonrió— No te metas en cosas extrañas, sigue guardando secretos.
Él asintió con la cabeza y se fue, ella cerró la puerta de su hogar y soltó un gran suspiro. Maggie se fue a su cuarto.
(...)
Maggie caminaba por el centro del Capitolio, los niños la miraban y ella solo caminaba a paso firme con sus lentes de sol y sus tacones negros. El sol estaba en su punto máximo y ella entró en uno de los más grandes edificios.
No había nadie en recepción, eso ya le pareció extraño. Se acercó al ascensor y apretó el botón, segundos después se abrió la puerta y entró en él para luego apretar el último botón.
Ella ni siquiera sabía a lo qué exactamente iba, pero necesitaba saber que era lo que él quería decirle, nada de aquello era solo casualidad.
Al salir del ascensor se acercó a la gran puerta y golpeó dos veces, enseguida se abrió y dejó ver al sujeto.
—Señorita Wood —dijo Plutarch en la puerta —No estaba seguro si vendría.
—Solo quiero que vaya al grano —ella lo miro, Maggie juraba que esto podría ser una trampa o algo turbio de parte de Snow.
Él se hizo a un lado para abrirle el paso, ella entró y se fijó que el lugar tenía unos ventanales grandes por donde entraba el sol, era mucho más grande que el suyo y además no se veía ningún avox.
—Se que le interesa saber más de lo que hablamos el otro día — él le dijo mientras caminaban —¿Tuvo la oportunidad de conocer a la señorita Eveerden?.
—No, pero si conocí al chico— ella sujetaba su bolso con los dos manos mientras iban al otro salón—¿Porque?.
Llegaron a lo que parecía el comedor, ella tomó asiento en un lado y él en frente. La mesa era de cristal y era bastante larga.
Maggie no entendía que carajos pasaba, trato de hacerse una idea, pero esto no se acercaba a ninguna de las que había pensando.
—¿Que opina de la rebelión y el sinsajo?– le preguntó él, inmediatamente apareció en su mente la palabra trampa.
—¿Cual es el punto de todo esto, señor Plutarch?— Maggie estaba totalmente rígida con las dos manos encima de la mesa.
—No se preocupe Maggie, nadie nos escucha — le dijo este.
—¿Como puedo creerle? — le preguntó ella.
—Haymitch Abernathy me entregó esto para usted — él sacó de su bolsillo un anillo pequeño con una piedra.
Maggie le había entregado a Haymitch ese anillo en forma de alianza entre ellos, a los dos les costaba formar lazos con gente, pero extrañamente pudieron congeniar y llevarse bastante.
—¿Que diablos hace Haymitch con usted?— Maggie no podía entender qué lazo había entre ellos dos.
—Queremos que se una a nosotros, usted sabe lo que ha podido hacer la señorita Eveerden después de sus juegos — él la miro, ella estiró su mano y tomó el anillo—Tanto usted como yo y los demás queremos acabar con estos juegos, queremos que usted se una.
—¿Y que me hace creer que Snow no se enterará y me mandará a matar?— le pregunto ella soltando una risa.
—Porque lo sabemos usted, Haymitch, el señor Odair y yo — Plutarch se puso de pie —Si usted se une, no podrá contarle ni a su hermano.
Plutarch se posicionó detrás de ella.
—Entonces ¿quiere ser parte de esto?.
Maggie tomó un gran bocado de aire.
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Gods & Monsters ||| Finick Odair
Fanfic"In the land of gods and monsters I was an ángel Living in the garden of evil" Margaret, el diamante en bruto del Capitolio, pero hasta las mejores joyas suelen perderse. To...