15.

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Peeta había chocado contra el campo de fuerza y se había lastimado, casi había muerto.

Por unos segundos Maggie creyó que si estaba muerto, pero Finnick había hecho unas maniobras que le habían salvado la vida.

Luego de caminar un tiempo, Katniss pudo divisar un gran árbol y lo escaló, mientras que Maggie se acercó al más cercano para apoyar su espalda. Finnick se acercó a ella.

—Casi me mata la chica en llamas —le dijo Finnick en un susurro, estaba sonriendo.

Peeta no estaba atento  a ellos, se encontraba conversando con Mags.

—No la hubiera dejado —dijo ella mirándolo, los dos intercambiaron miradas por unos segundos, del rostro de Finnick salió una sonrisa.

Katniss luego de unos minutos bajo de aquel árbol y se acercó hacia ellos. Peeta se llevaba muy bien con Mags, le recordaba a su abuela muerta.

—El campo de fuerza...—dijo Katniss con al respiración un poco agitada—Es un domo. Estamos al margen de la arena.

—Desde hace muchos años son domos, en los juegos anteriores muchos tributos solían escapar—dice Maggie mirándola.

—No encontré ningún resto de agua — Katniss comenzó a caminar.

Era un clima tropical y el calor en aquellos momentos era uno de sus más grandes enemigos . Necesitaban encontrar agua pronto o podrían morir de deshidratación.

— Oscurecerá pronto, en el margen estaremos a salvo —les dijo Finnick—Deberíamos acampar. Tomemos un turno para dormir.

—Yo vigilaré primero —dijo Maggie rápidamente.

—Olvídalo— le dijo Katniss, Maggie sabia que no confiaba en ella.

Aunque Maggie no veía como una verdadera amenaza a Katniss, ella no solía confiar mucho en la gente.

—Cariño, lo que hice hace un rato con Peeta se llama salvarle la vida —le dijo Finnick a Katniss—Si Maggie o yo quisiéramos matarlos ya no estarían vivos.

Katniss y Maggie intercambiaron miradas.
Maggie se movió un poco más allá y pasó junto a Mags, le regaló una sonrisa  para luego sentarse más allá y apoyar su espalda en un árbol. El sudor corría por su frente, pero sabía que con la noche la temperatura bajaría un poco más.

La noche empezó a caer y había descendido un poco la temperatura, pero seguía siendo un clima muy caluroso. Peeta y Mags estaban durmiendo, más allá estaba Finnick, Katniss y Maggie montando guardia.

—¿Cómo está Peeta?— le pregunto Maggie a Katniss.

—Está bien, creo —dijo ella — Deshidratado, como todos.

De repente en el cielo se comenzó a mostrar todos los tributos caídos en las pocas horas. Maggie observó cada imagen de ellos y los recordó en todos los años que los había visto en el Capitolio, nunca tuvo una relación de amistad con ninguno, pero los conocía.

—Ocho—dijo Katniss mirándolos.

Maggie volvió a recostar su espalda en el árbol, pero de repente algo llamó su atención, desde el aire venía un paquete. Este cayó cerca, los tres se pusieron de pie y se acercaron. Katniss lo abrió.

—Beban— leyó la nota que había en el interior.

—¿Qué es eso?—le pregunto Maggie, nunca en su vida lo había visto.

—Es de parte de Haymitch —dijo tomando la cosa de metal que tenía una punta —Creo que es una espita.

–¿Una que ?— pregunto Finnick, este le dio una mirada a Maggie, ella se encogió de hombros.

Katniss fue al árbol más cercano y martillo la espita en el. En la academia nunca le enseñaron algo así a Maggie.

Todos miraron atentos la espita por unos largos segundos hasta que comenzó a caer un hilo consintiente de agua. Una sonrisa se formo en el rostro de ellos. Katniss colocó su boca debajo de la espita para poder tomar el agua.

Maggie deseaba tanto un trago de agua.

Luego de que se acercó Finnick, ella lo hizo. Volver a beber agua era lo más increíble que pudo haberle pasado, Peeta también lo hizo.

Finnick le llevó un poco de agua a Mags en una hoja, mientras tanto los demás seguían bebiendo agua. Maggie no entendía porque de un árbol podía salir agua.

Después de beber todo el agua que quisieron fueron a recostarse, Mags se recostó en una cama improvisada que le había hecho Finnick con ayuda de Maggie. Ella sentía tanta pena por ver a una persona como Mags ahí.

Maggie miraba el cielo, el cielo falso que tenía la arena, a su mente vino la imagen de su hermano y de cómo podría estar. En ese segundo también pasó otro pensamiento, la carta que Tommy le había dejado a ella.

Para Maggie Tommy se había vuelto su mejor amigo, una de las personas en las que podía confiar ciegamente, pero solo podía ver a Tommy como su mejor amigo y nada más. No podía sentir algo más porque él porque esos sentimientos le pertenecían a  alguien más.

Maggie miro a su lado derecho y Finnick estaba apoyado en un árbol mirando el cielo.

De repente comenzó a sonar fuertes cañonazos, Maggie trató de contar todos aquellos.

—Yo conté doce — les dijo Katniss.

—¿Medianoche?— preguntó Finnick mirándola.

—Quizás es el número de distritos — dijo Maggie mirándolos.

De la nada cayó un rayo en uno de los árboles más grande que había en la arena. Doce veces al igual que los cañonazos.

—Bueno, si alguna de ustedes no va a dormir, yo si — dijo Finnick posicionándose en un lugar favorable.

Maggie se puso de pie y trató de sentarse unos centímetros más allá de Katniss, no podía dormirse porque no podía perderla de vista.

En la academia le habían enseñado a aguantar distintas adversidades, no podías ser débil porque si eras débil morías. Falta de sueño era uno de sus menores problemas.

Ella observaba a Katniss y sabía que deseaba dormir, vio como de a poco los ojos de ella se iban cerrando hasta que su cabeza cayó hacia un lado, pero despertó rápidamente.

—Te dormiste — le dijo Maggie con una sonrisa—Si quieres dormir no hay problema, yo puedo vigilar.

—No, estoy bien— dijo ella , vaya que era testaruda la chica en llamas.

Katniss se puso de pie y estuvo observando un poco, pero tanto a ella como a Maggie algo llamó su atención. Una neblina se acercaba hacia allí.

Las dos intercambiaron miradas.

Gods & Monsters  ||| Finick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora