Primer tiempo - Parte 1

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Nunca creería lo que iba a suceder. Yo solo corrí hacia las escaleras, ya estaba ebrio, un poco más y caía por ellas, si no hubiese sido por ese alfa, aquel con un delicioso aroma a tierra mojada y menta, y esas manos potentes.

Me sentí en el aire, di un giro y mi cabeza como dos, y me estampé en la pared y encima de mi cuerpo el suyo. Una respiración profunda, agitada, no tanto como la mía. Alcé mi mirada y tuve a centímetros esos penetrantes ojos verdes grisáceos, afilados como un felino. Jamás olvidaré la intensidad de ese destello y lo fuerte del aroma que empezó a envolverme, para ese instante ya había perdido mi juicio y solo podía sentir sus  exquisitos labios hasta su lengua.

Todo era un caos en mi cabeza pero más en mi cuerpo. Mi lobo omega correteaba y dabas vueltas de felicidad, yo solo podía sentir la fuerza de sus manos, la una en mi cintura y la otra sosteniendo mi mano alzada hacia la pared. Fue cuando mi lobo, más que susurrar me gritó en mi oído: "Mi alfa...", entonces mi vida fue sentenciada casi a la horca.

Escuché voces y pasos acercarse a la puerta que nos separaban del mundo real y clic del seguro nos sorprendió siendo mi momento para huir de esa escena de crimen, el de ese fugaz deseo. Corrí como pude escaleras abajo, desapareciendo tres pisos después. Él... no sabía que habría sido del primo de mi roommate y mejor amigo. Me lancé en mi cama solo con mi ajustado pantalón de cuero negro, lo desabotoné y tras un suspiro me fui al mundo de mis sueños, donde todavía besaba con lujuria a aquel alfa pálido que miré toda la noche y me salvó de rodar las gradas de cemento.

☆ • ☆ • ☆

Al día siguiente, un tremendo estruendo me despertó de golpe. Era Seokjin gritando y lanzando cosas. Me asomé silenciosamente fuera de mi habitación, y ahí estaba, completamente descontrolado aquel omega de cabello castaño y belleza angelical, es que era un hombre hermoso, perfecto, no necesitaba nada para deslumbrar en cualquier lugar donde pasease. Habíamos prometido estar eternamente juntos para protegernos de cualquier alfa infeliz que se crea con derecho a tocarnos sin permiso.

Me aproximé muy lento y vi como se desplomaba en el suelo mientras lloraba. Cuando llegué a él, estuvo a punto de golpear voluntariamente su cabeza contra la madera.

- ¿Qué te sucede mi ángel? Te vas a lastimar-. Le hablé con toda la delicadeza que se merecía.

- ¿Por qué me hiciste eso, Jimin?-. Escuchar mi nombre desde esos labios, me asustó.

-¿Mi ángel que te hice?-, mientras sujetaba con mis dos manos su rostro.

-El imbécil de mi primo dijo que su alfa reclamó a tu omega... (sollozaba) Me dijo que se besaron... ¿por qué Jimin...? Tu sabes cuánto te amo... Nos prometemos estar por siempre juntos.

Y no supe qué hacer, solo miraba sus ojos almendrados viéndome con dolor, sus palabras retumbaban mi mente y mi cuerpo empezó a perder fuerza.

-Yo... estaba muy ebrio... y- y casi ruedo las gradas... y tu primo me salvó y... ¡TODO ES CONFUSO!... ¡perdóname!-. Lo decía rendido con mi cabeza entre mis hombros y mis manos contra el piso. Es que no tenía la valentía de mirarlo cuando todo era cierto, mi omega también lo había reclamado. ¡Mierda! Mi destinado era el primo de mi amante oculto.

Luego de un silencio largo, Seokjin dejó de llorar, respiró hondo y se levantó. Estiró su mano hacia mi dirección y me puse de pie. Me sostuvo del rostro y empezó a besarme de una manera posesivo casi agresiva, pensaba que en cualquier momento me arrancaría la lengua a la mitad. Sus manos tocando mi piel hasta quitarme mi pantalón y poseer mis redondas nalgas. Todos esos movimientos me provocaban gemidos de deseos, es que el sabía como complacer a omegas o alfas o betas, no importaba nada, él era fuego para todos, para cualquiera.

Me empujó contra el sofá y caí acostado, se lanzó encima mio y empezó a comerme cada tetilla. Yo estaba sumido en el mejor de los placeres, el sexo. Fue así como me conquistó en una noche de fiesta que me interné solo en una disco con una identificación falsa que me sumaba un año más del que tenía; luego de beber, bailar y reír entre alfas cretinos que nos obligaron a huir de ese lugar. Recuerdo que corrimos hacia un parque, donde nos escabullimos en medio de los arbustos y fue ahí donde perdí mi virginidad con él, con un omega sin nombre pero con el rostro más hermoso que había visto en mi vida.

Volvía a vivir esos recuerdos mientras jadeaba a causa del oral que me daba mi pareja, para luego sentir sus dedos entrando en mi lubricado punto. Fue el momento para tomar el control de todo. En un ágil movimiento ya lo tenía de espaldas sobre el sofá masturbando su extensión y besando su entrada. Es que una relación de dos omegas se convierte en un mundo versátil, ambos damos y ambos recibimos, alternamos los papeles hasta cuando nuestros cuerpos no pudieron más. La ventaja de ésto es que ninguno podía embarazar al otro, por lo tanto teníamos carta abierta a hacerlo como nos plazca; y más cuando se trata de reconciliaciones.

Segundo Intento • YM Omegaverso (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora