Tercer tiempo - Parte 16

43 8 0
                                    

Me desperté cansado y adolorido, me agotaba cada jornada previa a mi día libre porque siempre el "daddy" hasta duplicaba la cantidad de turnos diarios para compensar mi ausencia. Ahí estaba, desnudo viéndome fijamente al espejo del baño, viendo cada detalle nuevo en mi. Chupones, mordidas -donde se podía distinguir claramente los asquerosos dientes torcidos de esos alfas de anoche- y moretones, gracias a Jun-ho que deliró por las pastillas de éxtasis e imaginó que lo había traicionado - otra vez -, provocando una lluvia de puñetazos... "Já! Imbécil", y seguía colocándome un ungüento en cada lugar.

Dulcemente un aroma me envolvió, era mi omega brindándome apoyo y acariciando mi cabello, -No sabes cuánto me prende ver tu cabello rubio... había olvidado que era tan dorado...-, y frotaba su segunda erección matutina. -Ya~~ detente, mi cuerpo no soporta otra jornada más...-, refuté con un puchero en mis labios. Sonrió, carcajeó y continuó con su erotismo -es que tú tienes la culpa, este regalo por nuestro décimo aniversario es delirante...-, me susurró. Torcí mi boca en duda y algo de desaprobación, -desde hace cinco años que dejaste de celebrar... ¿y ahora por qué?-. Nuevamente las carcajadas, -¡Por todo! por diez de haberte hecho mío, por cinco año que dejaste de lloriquear por ese idiota y dos años de tu bonita carita ja ja ja ja ja... ¡hay que festejar!-. Cruel, Taehyung siempre ha sido cruel.

Me arrastró a la cama y mientras simulaba ser un tigre, me decía entrecortado a la vez que mordía mis clavículas -Mmm quiero comerte todo el día y que tus gemidos sean mi desayuno, mi almuerzo y mi cena... quiero hacerte olvidar todos esos alfas y omegas que te han tocado en estos días... ggrrr-. Así se cumplía, una a una, cambiando de posiciones cada que él se cansaba. Sinceramente siento que se ha vuelto en una costumbre y un cliente más, otro usuario de mi carnalidad.

Seguía aturdido por el sueño y por el sexo agobiante que no parecía acabar. Luego de un suspiro profundo, decidí concentrarme en el cuerpo que tenía debajo. Con un vibrador colgado de mi miembro, metí dos de mis dedos en mi propia entrada, sin detener la felación que estaba haciendo a V.  Tanta era la excitación que llegué de rodillas y con las vibraciones de mis gemidos provoqué su eyaculación. -Aahhh!!! Tu garganta sigue siendo la reina de este lugar... Ahhh! Ahhh!... Hazlo otra vez y prometo terminar dentro tuyo-, agitado pedía con una algo esbozada sonrisa de lado. Y sí que lo haría, todo lo que mi amante me pidiera porque él es parte del refugio que me ha hecho olvidar el mundo fuera de estas puertas negras, aunque nunca a ese alfa.

☆ • ☆ • ☆

Desperté de un solo golpe, bañado en sudor y lágrimas. Mi omega me miró adormilado y se giró refunfuñando palabras inentendibles. Tal vez hablé dormido otra vez. Pero ese sueño no se había presentando desde hace meses atrás, ¿por qué hoy regresó?. La película era corta y repetida, me miraba cómo abandonaba a Yoongi en el departamento, podía sentir su corazón romperse, llorar sin consuelo y frente a un espejo con un cuter en su mano, cortarse verticalmente su ojo derecho; pero cuando regresaba su vista al espejo, quién tenía la herida era yo, en el mismo lugar que la llevo en la vida real...sí, desde hace dos años...

Al cumplir mis primeros tres meses, debía de haberme mudado a un cuarto individual, pero pude convencer al inútil beta de mi jefe para continuar viviendo con V, todo a cambio de sexo oral y pasar ciclos de calor con él. Jun-ho, el beta con el ego muchísimo más grande que su miembro, se creía dueño de mi cuerpo y mi vida, y siempre le mencionaba lo insignificante que era su sexo para un omega, porque su casta no sirve para nosotros. 

Hasta que en uno de sus  episodios de celos, no nos encerramos -como era costumbre- en su enorme habitación sino que fuimos al subsuelo del Crystal Snow. No me importaba que esa habitación, no solo pareciese una escenografía para una película porno o un calabazo lleno de artículos BDSM; yo ya era un experimentado puto. Pero aún así, tuve un mal presentimiento.

Él no me hablaba, solo me daba indicaciones. Cumplí cada uno de sus caprichos, sin falta. Solo quería acabar para descansar abrazado a V. Hasta que se acercó a una mesa pequeña de metal, parecía como de un quirófano, se paró frente a ella y veía con dificultad por la posición en la que me tenía amarrado pendiendo de arnés, como no decía con su mano qué objeto tomar. A medida que caminaba a pasos lentos hacia mí, su sonrisa se ampliaba con malicia. Era como un desquiciado monstruo que había perdido la poca cordura que le quedaba.

-Con esto, vas a recordar cada maldito segundo de tu vida que me perteneces. Ese desgraciado te verá como una muñeca rota, marcada y usada. Odiará su vida y la tuya, cada que te mire a los ojos...-, con un bisturí en su derecha, sostuvo mi pequeño rostro con la izquierda. ¿Yo? Totalmente petrificado del terror, podía escuchar como mi corazón latía y sentía la sangre galopar en mi cuello estirado al máximo. La punta afilada tocó sobre mi ceja y pude explorar un frío que dolía, ardía demasiado y bajaba pasando por mi párpado algo cerrado hasta detenerse en mi pómulo.

-¡Listo!- mientras se lanzaba hacia adelante de las carcajadas que no podía controlar. Podía oler la sangre que brotaba de esa herida. No sabía que tan profunda era, solo podía asumir que jamás se borraría de mi cara.

Luego de eso, no hicimos nada más. Me desamarró, no me permitió coger mi ropa y solo me botó de ese lugar. Desnudo corrí hacia las gradas a vista y paciencia de todos, mientras la sangre caía entre mis dedos y por mi cuello. Lloraba, más que por el dolor, por el trauma que estaba viviendo. No comprendía nada de sus palabras, ni la razón de esta agresión. Quería correr sin descanso, correr y correr hasta desaparecer, hasta caer en unos brazos que me brinden calma, que me quiten toda esta vida de mierda que vivo a diario.

De un golpazo abrí los ojos, esta vez el sudor era gélido. Taehyung ya no estaba a mi lado y el reloj marcaba las diez de la mañana. Entré a la ducha, me vestí y simplemente salí de ahí, necesitaba aire fresco, caminar y sentirme nuevamente una persona común, no un títere sin elección ni sentimientos. Ya lo había planeado mientras el agua caliente me abrazaba para consolarme en medio de lágrimas, simplemente ser Seúl y yo... aunque algo me decía que hoy sería un día extraño, acepto vivirlo así como se presente.



Segundo Intento • YM Omegaverso (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora