Tercer tiempo - Parte 18

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Solo nosotros, dos miradas que se contemplan con el mayor respeto, la sinceridad absoluta. Yoongi sonríe, me besa y me envuelve en su cuerpo desnudo. -¿Podemos conversar?-, lanza la primera carta del naipe. -¿Es necesario hacerlo?-, refuto con una pequeña incomodidad o con temor. -Te prometo simplemente escuchar sin una sola nota de juicio...-. Asiento con mi cabeza y me incorporo sobre su regazo, él ríe y me toma de la cintura. -Comienza con las preguntas-, lo digo con frialdad algo fingida. -Quiero saber todo de ti desde que saliste por esa puerta-, vuelve a mostrar su dulce sonrisa y me da un delicado beso en los labios. Sabía perfectamente que no necesitaba hacer más, me puso contra la pared con una sola frase y era mi momento de arreglar o terminar de destruir lo poco que aún queda.

Lo miré directamente a sus orbes verdes, suspiré profundo y empecé a contar, paso a paso, cómo me sentía, lo que pensaba y cada decisión que tomé desde que conocí a Jun-ho en el café, por qué acepté la invitación de V y en qué me había convertido desde hace diez años. Él me miraba con atención, de vez en cuando sus cejas se movían dando expresión a su rostro, de disgusto o de desolación, su cara insípida que lo caracteriza se volvió en la más vívida y expresiva. En algún momento que nombré a Hoseok, él movió su boca hacia un costado, muy rápido, muestra de que algo le había incomodado, suspiró y volvió su atención a mi.

-Ahora sobre esto-, tocando mi cicatriz. En ese instante un golpe me azotó el pecho y mis manos empezaron a sudar en exceso. Él se dio cuenta de mi reacción de temor, me tomó el rostro, la besó y me susurró -sin juicios...-. Volví a suspirar, cerré mis ojos con mucha fuerza y dejé que los recuerdos se conviertan en palabras, anunciando poco a poco cómo había sufrido pero él me interrumpió para cuestionarse, -¿entonces ese tipo me conoce?-. Saqué mis ojos en sorpresa, ladeé mi cabeza y mi mente no procesaba esa pregunta y tampoco ataba cabos para responderla.

El sonido de una ambulancia pasando a toda velocidad nos volvió a tierra. Miré hacia afuera y el sol se había ido. Asustado me incorporé y pregunté la hora, recibiendo la fatalidad, -falta diez para que sean las ocho...- y el terror me volvió a gobernar. Desesperado recogí mi ropa y empecé a colocármela, mientras balbuceaba mi miedo. -Tranquilo, te puedo llevar, solo dime a dónde-. -¿Qué? ¡Estás loco! No te voy a decir... ¿qué? ¡Nooo!... aaggg Yoongi...-, me quejaba estresado de mi destino. Me tomó de los brazos, me besó con mucha pasión, tanta que dolía. -En siete días te veo aquí, esperaré por ti todo el tiempo necesario... No te quiero volver a perder...-. Paralizado, solo escuchaba mi rápido corazón en mis oídos, no sabía qué decir a tal propuesta. ¿Era real? Me está proponiendo encontrarnos, así... sin más.

Un beso más, esta vez más suave. -Está bien, si no te importa quién soy... te veo en una semana-, entre labios confirmé su pedido. Tomé la gorra que estaba junto a la puerta, me giré a verlo, sonríe y salí de ese destruido lugar para comenzar una carrera interminable hacia mi calvario. ¿Tenía miedo? estaba completamente aterrado de saber qué me podría hacer el "daddy" cuando sepa que me escapé y lo peor, que desobedecí su orden de no salir del barrio rojo. Del otro lado, Yoongi lo vio cruzar la misma puerta que fue la encargada de separarlos por tanto tiempo, pero esta vez sentía que Jimin no se iba de su vida, de alguna manera, le había dado la bienvenida a un segundo intento.

☆ • ☆ • ☆

Cuando me paré en la entrada del Crystal Snow, cada célula de mi cuerpo se congeló por completo. Las puertas estaban cerradas, eran casi las nueve y media de la noche y seguían cerradas. Era un anuncio mortal. Uno de los guardias me miró y me indicó que entre. Lo hice lentamente, todo estaba en silencio hasta que llegué al primer salón. El personal parado alrededor de Jun-ho, quien estaba sentado en una silla. -Hasta que la gran princesa se digna en volver al castillo... ¿estuvo divertido el paseo, maldita zorra?- y por detrás, alguien me golpea las rodillas para hacerme caer al piso. -Desnúdate ¡AHORA!-, me grita con furia, misma que se ven en sus ojos.

Mientras temblaba, me quité cada prenda. -¡Párate!-, obedezco. Él se acerca e inicia una minuciosa inspección de mi cuerpo y el resto me rodeaba, como si fuesen hienas preparándose para comer. En medio de ellas, solo una persona estaba inmóvil desde lo lejos, V me miraba con desidia, con odio, y mi corazón se aceleraba más. -¿Entonces solo te fuiste a deambular por las calles de Séul?-, refuta alzando uno de mis brazos como quien hurga a un animal. -Mmm... ahora defiéndete zorrita...-, me ordena. Me tiembla la voz y respondo -Quería caminar y ver la torre del parque Namsan... pero me perdí-. Jala de mi cabello con ira -¿quién mierda te crees para salir ¡SIN PERMISO!... ¡Y SALIR DEL BARRIO ROJO!-, me lanza al piso con tanta fuerza que me deslizo una distancia, a lo que él salta sobre mi y cae rodeándome con su piernas, -escúchame bien putita, TÚ no sales sin MI PERMISO, TÚ no te encuentras... ¡CON NADIE!... ¡TÚ! NO - ME - MIEN -TEEEES-, perdiendo el control, impacta mi cabeza contra el piso. -¡TE JURO QUE NO VOLVERÁS A VER LA LUZ DEL SOL, PUTA MAL NACIDA!-, se levanta y todos me miran con risas burlonas, otros murmuran señalándome, y V solo se da media vuelta y desaparece de mi visión. Así me quedo indefenso, solo, sin una mano que me ayude... como autodefensa, solo puedo recordar esa voz grave que me acurrucaba horas antes.

Así, desnudo, como aquel día, llego a la habitación pero al entrar me encuentro con V completamente furioso. Se acerca, lanza la puerta tras de mi y me da una cachetada en el mismo lado que habían golpeado en el piso. -Eres un maldito mentiroso... Que ese idiota sea un beta no quita que APESTAS a alfa, ¡te huelo a metros!-, grita mientras que mi miedo aumenta pensando que nos pueden escuchar. -¿Te marcó?-, me mira pero en un segundo su rostro cambia -¿Escapaste para que al fin ese asqueroso marcara a un puto vendedor de sexo...?-, me sentía tan incrédulo que sea él quien me diga esas cosas tan hirientes. -No puedo creer que te hayas encontrado con él... ese ¿no?... ¿el primo de Jin, verdad?-, me quedo atónito, -¿Ah? ¡respóndeme! Puta madre, ese maldito alfa debería estar muerto y no Jin...-, exclama con furia reprimida.

¿Qué?... ¿que Jin qué?... oh. ¿Taehyung conoce a Yoongi y a Jin? No estoy entendiendo absolutamente nada y empieza un dolor de cabeza agobiante. Algo confundido, me visto con lo primero que encuentro cerca e intento calmarlo. -Tae, cálmate, te quiero...-, y siento un golpe en mis costillas. Se había girado con tanta fuerza que me lanzó contra el filo de la cama, se inclina hacia mi y escupe cada una de estas palabras con determinación -No me vuelvas a llamar así, tú no eres más que una puta más de este lugar, no tienes derecho a llamarme por mi nombre... espero no verte más en mi habitación-, y tras su condena radical, me deja aturdido, adolorido y solo.

No supe cómo di el show de media noche. No solo tenía dolor físico sino también un profundo hoyo en mi pecho. Para no soltarme a llorar, me concentraba en recordar aquellos ojos gatunos y la admiración que me regalaban. No tuve clientes, Jun-ho no me miró ni me tocó, V ni siquiera se acercó a mi zona, el resto de omegas me miraban con desprecio. Estaba desconsolado, quería huir de ahí, volver el tiempo y quedarme para siempre en los brazos del alfa. Reparar los malos entendidos y seguir amándonos, tal vez ya tendríamos hijos. Yoongi siempre quiso que sean dos cachorros, una niña con mi pequeña nariz y un niño con sus ojos. Suspiro profundo y decido subir las escalaras del fondo, pero un omega me detiene -daddy dio la orden, desde hoy solo atiendes en The Heaven, en media hora empiezas tu primer turno-, y sin más se va.



Segundo Intento • YM Omegaverso (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora