Segundo tiempo - Parte 11

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La relación que mantenía con NamJoon no era nada agradable. Las pocas veces que había ido al estudio, el alto moreno me miraba con inferioridad, algo parecido a Hoseok pero sumado las ínfulas de un alfa de coeficiente superior. Mi estabilidad mental perdía ante sus ojos de dragón y no era necesario mucho tiempo para acribillarme con mis lamentes y recordarlos hasta perderme en sueños. Sé perfectamente que soy una casta baja y, para empeorar, tengo gusto por ambos mundos.

A pesar de ello, tenía que esconderme en una sonrisa falsa cuando aparecía Yoongi con sus brazos abiertos y amplia sonrisa. Cuando no aguantaba más, me escabullía a la azotea y prendía uno de los elegantes cigarrillos que Jun-ho suministraba para mis pulmones. En realidad se habían convertido en mi mejor salida ante el estrés de una mente que poco a poco cabalgaba más hacia llanuras desérticas de una creciente depresión. Agradecía que el invierno me forzaba a utilizar mangas largas, porque cada vez mis lesiones se profundizaban. Para cuando entrase la primavera tendría que pensar cómo esconderlas.

Volviendo a la vida en sociedad, la fiesta de fin de año había sido todo un reto para mi estado de ánimo. Entre agotado por el trabajo y agobiado por no conocer a nadie en el departamento del gran alfa, Yoongi me olvidaba por momentos y yo me volvía a refundir en mi vicio. Hasta que su socio me encontró en uno de los balcones y lanzó su crítica más cruda: -¿es así cómo quieres quedarte preñado de mi amigo? No supe cómo reaccionar ante esa acusación y él acotó: -es mejor que no lo hagas, saldrá deforme como su madre... así que deja que alguien limpio le de cachorros a Yoongi.

Dolió... pensar en ese "alguien más" y en que mi alfa tendría cachorros en otro viente... Así que, envuelto en dolor e ira, aguantando la respiración, respondí: -puedes fumártelo por el culo...- aplastando el cigarrillo todavía encendido contra su costoso traje gris. De esa manera declaré la guerra a la persona menos indicada. Las siguientes dos semanas, Yoongi no me dirigió la palabra en los desayunos, no cenamos juntos y cada noche la pasé en mi habitación. 

Sentía que mi mundo de ensueño se caía poco a poco, a la par que mi mente seguía sumergiéndose en una oscuridad que no había experimentado. Entonces aquí entró en juego la compañía del alfa empresario. Casi sin poder hablar, llorando sin control, en el asiento del copiloto de un lujoso auto, narré las semanas silenciosas. Es que sentía como mi corazón se rompía cuando mi alfa alejaba sus ojos de mi y agachaba la mirada, para luego huir del departamento. Me sentía tan sucio que él no toleraba mi presencia.

Jun-ho solo me escuchaba con una sonrisa de lado, sus ojos contenía un extraño fuego, que aún no lograba descifrar qué quería decirme. -Calma bonito, hay omegas que están destinados a no tener un solo alfa. Tal vez tú seas uno de ellos. Mira, yo conozco muchos como tú, son tan "únicos" que el mundo necesita tenerlos entre varias manos-. Fui demasiado infantil para no comprender sus palabras, o podría ser que si, pero mi mente estaba anestesiada en aquella espiral caótica que se enamoró con la propuesta de autodestrucción.

-Conozco un lugar para omegas así... defectuosos pero preciosos. Si quieres, uno de estos días puedes conocerlo...-, de nuevo esa sonrisa cínica y cruel. Estaba criando cuervos y pronto me sacarían los ojos.

☆ • ☆ • ☆

Ya había comenzado febrero y las nevadas habían disminuido hasta que Yoongi me dijo que se iría de viaje de negocios por un mes. Volver a escuchar su voz gruesa y seca, sin ningún ápice de delicadeza, me carcomió hasta los huesos, temblé silenciosamente. Lo vi llenar la alacena. Lo vi preparar su maleta. Lo vi irse luego de una despedida desde la puerta del departamento. Y luego de cerrarse tras su cuerpo, estaba completamente solo. La misma soledad que sentí al pisar ese departamento que me vio despertar, florecer y despetalarme.

Los primeros tres días no fui a trabajar. Mi lobo al enamorarse de su alfa, volvió a tener el ciclo de celo. No eran muy intensos ni tan largos, máximo tres días con ligeros estados de jadeo. Tal vez tenía razón NamJoon en que era un error embarazarme, hasta yo dudaba que mi cuerpo estaría gustoso de enrollarse en tremendo problema. Igual, este celo no tuvo un solo jadeo de deseo, solo fueron de llanto, de aprender a romperme de la persona que amaba.

Volver al café fue una tortura que incrementaba mi estado de ensoñación. Me levantaba sin interés de comer, asistía solo porque tenía un trato con ese diablo y volvía a la cueva que me tendía un espacio para cobijarme del clima exterior. No quería nada, solo quedarme en la cama y esperar hasta que deje de respirar. Sí, quería morir... De esa manera encontré satisfacción en lacerarme con pequeños cortes en zonas de fácil ocultar, mis muslos. No importaba, él ya no buscaba esa parte de mi cuerpo.

Sin darme cuenta habían pasado tres largas semanas. Mi piel se había vuelto pálida, ahora tenía ojeras marcadas y mi cuerpo había abandonado su peso para mostrarse algo consumido. Sonreía con toda la extensión que podía, algunos clientes me veían con pena otros con temor. Tal vez percibían a una persona que tenía más su respiración en la muerte que en este mundo. Jackson no dejaba de vigilarme de reojo, como acostumbraba, pero ya habían incrementado sus mensajes de texto a alguien y las visitas a la oficina del jefe. Yo ya me estaba cansando de cada una de ellas.

Pero había olvidado que tenía una compañía, la de mi amigo elegante. Así que esperé por él al terminar mi turno, junto a la puerta trasera, con un cigarrillo en mis labios resecos y otros en mi mano izquierda, en la derecha estaba una botella de soju. -Así que de esta manera son tus días ahora, solo beber...- y rió con un poco de desprecio. Tras mi mirada seria, añadió -¿Quieres conocer el lugar donde te vas a sentir normal?...-. Entonces, acabé el trago que faltaba de la botella, tiré la colilla al suelo, me paré a su lado y sin decir nada, nos encaminamos a lo que sería mi nueva salida.

Y a pesar de mi sombría realidad, alguien escuchaba todo desde otra penumbra.


Segundo Intento • YM Omegaverso (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora