Parte 8 - Yoongi (SS)

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Si hubiese sabido la tormenta que estaba pronta a llegar a mi vida. Si alguien se hubiese atrevido a cruzar el espacio tiempo y anticiparme el dolor que me destruiría a diario a nombre el karma. Tal vez me hubiese negado a aceptarlo o tal vez hubiese agachado la cabeza y doblegado mi alma.

Luego de cuatro días, Jimin fue dado de alta. Yo había reparado todo aquello que le podría recordar el nefasto episodio, estaba listo para darle el apoyo que necesitaba para superar todo lo que traía consigo. Pero lastimosamente su decisión no se anclaba a la mía. Ni las flores, ni el olor a limpio fueron cautivadores para dar marcha atrás, el ya sabía qué es lo que quería en su vida y eso no era yo.

En medio de la sala, con la mirada un tanto perdida me clavó una daga en el corazón. -No tenías que hacer esto, Yoongi... De igual manera no me quedaré aquí... arreglaré mis cosas y mañana me iré-. Y aunque sentía un dolor asfixiante en mi pecho, me atreví a abrazarlo, a tratar de convencerlo con mi cariño y mi aroma. Mi lobo se rasgaba el pecho y podía sentir el sabor a sangre en mi boca y solo quería que Jimin también lo saboreara en medio del beso que empezamos como una manera de impedirnos suplicar.

Sabía que se iría, que tal vez no lo volvería a ver en un par de meses, pero nadie me habló del perder a tu destinado, ¿cómo se habría sentido si hubiese llegado tarde esa mañana a la bañera? ¿Se sentiría igual que la agonía que llevo por semanas actualmente?

Luego de hacer el amor hasta el amanecer, él se paró frente a la puerta dándome las espaldas y aunque intenté llegar a él, Jimin supo como detenerme, regalándome las palabras más extrañas, -No fui invitado, no fui bienvenido... Eres la única persona que me conocía en la eterna noche sin final a la vista... Fuiste tu quien me regaló la mañana...-, y cerró la puerta. Esta escena se repetía en mis sueños cada noche, y sentía un fuerte dolor de pecho cada momento que sentía su aroma en algún rinconcito del departamento. Ni las largas jornadas de trabajo podían darme el consuelo que mi alma errante ya no podía encontrar. Me pregunto qué pude haber hecho diferente, mientras las horas corren y me dejan en un rincón oscuro.

☆ • ☆ • ☆

UNO.

No he sabido nada de él y ya ha pasado un año. He limpiado hasta el último centímetro del lugar. He comprado flores frescas, de las que le gustan. He preparado su cena favorita y tengo el pastel de fresa que me pidió aquel día que salió de la comisaría. También le compré una mantita nueva, es amarilla y muy suave. He alistado todo para su regreso, aunque tal vez el próximo año lo sea.

DOS.

Ya nada tiene su aroma, y mi lobo no ha vuelto a aullar. A veces creo que murió en mi interior. Hoseok me lleva el almuerzo todos los domingos, y cada vez veo menos a mi socio, porque sabemos muy bien que dejamos de ser amigos hace algún tiempo.

Nuevamente he preparado el departamento. La mantita amarilla sigue intacta y hay nuevas flores, unas muy bonitas y azules. Este año tengo encendidas velas para volver cálido el ambiente, porque desde que se fue cada vez lo veo más oscuro y frío.

TRES.

Hoy he despertado con un sueño, era tu regreso, con una amplia sonrisa y tu cabello pintado de castaño. Traías contigo una canasta llena de dulces europeos, y me contabas que habías ido a París, que estos tres años tomaste la iniciativa de sanar tu alma y volver a mi. Tocaba tu suave piel y entre pequeñas risitas hacíamos el amor como la noche en que te fuiste. Pero al despertar solo estaba yo en la cama, con la cobija envuelta en mi puño y una dura erección que la perdí al darme cuenta que todo había sido una ilusión.

Me senté en el sofá, es el mismo de hace años, aunque ahora tiene polvo y unas cuantas manchas. Dudo que sea una buena idea preparar todo como hace un año, pero mi cabeza juega en contra y me pone inquieto, es mejor botar todo a la basura a que él encuentre un chiquero en vez de hogar.

Segundo Intento • YM Omegaverso (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora