Tercer tiempo - Parte 23

46 10 0
                                    

-¡Jimin!... ¡Jimin!... abre los ojos-.

-¡Jimin! ¡JIMIN!... vuelve-.

-¡Quédate aquí! ¡Jimin!...-

-¡Doctor!... Está colapsando otra vez...-

-Carga... ¡apártense!-

Mis pupilas duelen, hay una intensa luz blanca que no me deja ver nada y un pitido en mis oídos. Me estoy desesperando, me duele el pecho, siento golpes, como martillazos. Y el aire acaba de entrar a mi nariz y pulmones, ahora quema todo. -¡Así Jimin, abre tus ojos... vuelve con nosotros...-, esa voz, quién es, creo que la conozco. Otra vez el pitido me gobierna, siento toques, quisiera alejarlos. Una mano cálida me toca el rostro, -vamos cariño, no te vayas...-, es una voz femenina algo vieja. ¿Quién es ella?... -Eres tan bello como un ángel, sonríe para mi-, son como susurros de mi madre. ¿Mi madre? ¿estoy en el cielo? Y automáticamente una fuerza me gobierna y me incorporo aterrado sin reconocer el lugar.

¡No! no estoy en el cielo. Estoy en una sala rodeada por personas con batas. Me vuelvo a desesperar -Tranquilo, estás a salvo. Has vuelto-. ¿Cómo que volví? ¿a dónde me fui? . Me dirijo hacia esa voz y puedo ver unos grandes orbes negros que se encojen en representación de una sonrisa. No comprendo quién es. Se retira el cubrebocas y sus rasgos me son conocidos. -¡Hey! Ahora seré como tu salvador, ¿no?-, sonríe y me regala una pequeña risita. Parece un conejo mostrándome sus dientes. -¿Me reconoces, Jimin?. Solo inclino mi cabeza en signo de duda. -Soy Jungkook... hace unos diez años... ¿no?-, otra sonrisa. Siento como si mis labios estuviesen pegados. -Tranquilo, pronto te llevaremos a una habitación para que descanses y luego conversaremos-, ayuda a recostarme asistido de otras batas con ojos, asumo que son mujeres.

Vuelvo a despertar y ya estoy en una habitación. Recorro con mi mirada el techo y desciendo por la pared de mi izquierda, ahora la de la derecha y me encuentro una ventana, persianas y entre ellas, flores. Ahora me da curiosidad mis manos, ¿por qué las siento entumidas?. ¡Ah! Ahora entiendo, están completamente vendadas hasta mi codo. Intento mover suavemente mis dedos y es algo casi nulo. Siento el aroma dulce de la vainilla y la lavanda, giro hacia ellas y adornan una mesita junto a una silla... vacía. ¿Por qué siento que ya he estado aquí? Aún sigo desubicado.

Cruje la puerta y entra una mujer vestida de blanco, me sonríe, -hola cariño, ¿me recuerdas?-. Confirmo. -Que bien, me llamo Eun-ji pero puedes decirme Noona. ¿cómo te sientes?-, a lo que respondo tratando de señalar mi garganta. -Toma un poco de agua, te sentirás mejor-. La bebo y trato de aclararla para susurrar -¿dónde estoy?. -Ah claro, (sonríe) estás en el hospital XX. ¿Recuerdas el incidente?-. Hago fuerza mental y mi cabeza da vueltas. Siento nauseas. He recordado todo, absolutamente todo. Un pequeño grito sale de mi, provocando que Noona me sostenga. -Tranquilo, estás a salvo. Nunca más volverás ahí-. Y la miro asustado para desmayarme a posterior.

☆ • ☆ • ☆

Han pasado cinco días, los contamos entre Noona y yo. Ella cambia mis vendas con mucho cuidado y sana las heridas. Ya las pude ver, fueron profundas y lastimé mis tendones, por eso la movilidad de mis dedos todavía no existe. Por lo tanto estoy limitado. Ella me da calma y me indica que con rehabilitación volveré a usar mis manos correctamente. A veces camino por mi habitación, me da miedo salir de ella, siento que podría encontrar a mis verdugos. Entonces el temor me gobierna.

Por la ventana veo la hermosa primavera. Justo junto a ella hay un gran árbol de cerezo, sus flores son tan bonitas. -Ellas son como tú, un obsequio cuando las miras-, me giro y es el Doctor Jeon que, como todos los días, pasa a visitarme. -¿Cómo te sientes hoy?-, sonríe. -Quisiera sentir el sol...-. -¿Tus piernas querrán ayudarte hoy?-, esta vez yo sonrío. -Vamos, en este piso, junto a la capilla existe un hermoso balcón...- Y comenzamos, lentamente a caminar. Hoy será un nuevo intento por salir de la habitación, pero me paralizo en el marco de la puerta. -Respira Jimin, todos te cuidaremos, aquí estás seguro-, y Noona toma de mis manos para ayudarme a dar pequeños pasitos como si fuese un bebé. Respiro hondo y siento el frío del pasillo y el temblor de mi cuerpo. -Jimin mírame-, ella me ordena, -respira profundo-, sonríe, -¿ves esa puerta de cristal? ese es el balcón... son pocos metros, pocos pasos-, obedezco y, aunque tengo acidez en mi boca, continúo.

Ya me separaban de esa puerta unos dos o tres metros, cuando me percato de la capilla. Giro mi vista hacia ella, y distingo una persona sentada en la soledad de las bancas. Solo es su cuerpo por detrás, inmóvil. Siento una palpitación, mi corazón se empieza a acelerar y mis piernas tambalean. Tanto Noona como Jungkook se abalanzan hacia mi para que no me golpee contra el suelo. -Perdón, pensé ver a alguien... es que, es que me mareé...-, tomo fuerza para volver a estar de pie. Ahora ya estoy en el balcón y el sol me abriga sentado en una larga banca, aunque en mi mente todavía está esa vista, la de aquel hombre de espaldas a mi. Automáticamente empiezo a llorar, otra vez he vuelto a recordarlo, como quisiera que él sea quien me acompañe en mis pequeños pasos o me consuele cuando me siento derrotado, no sé cómo volver a él, no sé nada sobre Yoongi.

Jungkook pone una mano en mi hombro y Noona no suelta mi mano derecha. Ellos son testigos que trato de ser valiente, pues he despertado de mi segundo intento.

-Calma... todo estará mejor, confía en mis palabras-, a lo que niego lo dicho por Jungkook. -Pronto me encontrarán y esta ilusión acabará-, me rindo otra vez. -¿Enfermera por favor nos podría dejar a solas?-, petición que se acata inmediatamente. -Jimin, ¿podemos hablar de eso?-, me sobresalto y solo puedo mirarlo fijamente. -Necesito contarte lo que ha pasado desde ese día...-, solo digo si con mi cabeza gacha.

Hace cinco días, llegó un tipo todo ensangrentado gritando por auxilio. Te traía en brazos y estabas inconsciente mientras tus muñecas no dejaban de sangrar. Inmediatamente te metimos a quirófano y tú sabes, tuvimos que reconstruir tus tendones y tomarte puntos en ambos cortes. Mientras me encontraba contigo, el procedimiento del hospital es tomar datos del paciente, de quién te trae y de lo sucedido; pero lamentablemente la historia absurda contada por ese beta no convenció al personal, por lo que se le pidió que no abandone el lugar e inmediatamente llamamos a la policía. Jimin... Lee Jun-ho fue detenido porque no pudo justificar tu estado de salud sin explicar cómo te habías lacerado tanto tu cuerpo, cómo te habían ultrajado de tal manera que hasta tuvimos que sanar en ese lugar también. Ayer recibí una llamada del detective, consultando por tu estado de salud y si sería posible hacerte unas preguntas, a lo que consulté sobre él. Me dijo que era privado pero solo porque necesitan tu declaración me dijo exactamente esto "lo descubrimos todo".

Con sus grandes ojos esperaba una respuesta por mi parte, -¿todo?...-, pregunto estupefacto. -Si Jimin, eso me dijo...-, y me suelto a llorar sin consuelo. -Doctor, no me miente ¿verdad? (mientras sollozo) Por favor dígame que se acabó el Crystal Snow, que ese maldito no volverá a tocarme...-, él solo me abraza para confirmar y darme alivio, -quiero declarar todo, quiero terminar con este dolor...-, y sigo llorando aferrado a su pecho. -Me comunicaré con el oficial... Jimin estás a salvo...-  y me sujeta con la seguridad de que no perderé esta vez.



Segundo Intento • YM Omegaverso (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora