La oscuridad que anteriormente me envolvió,así como llegó, se esfumó. Un paisaje de vegetación tan hermosa como nunca la había visto se alzaba ante mis ojos, y frente a mí, lo más resaltante era un árbol gigante del cuál se sentía una imponencia acogedora.
Me sentía confundido. ¿Acaso esto es lo que hay después de la muerte? Si es así, ¿entonces la teoría del cielo y el infierno es verdad?
Pero si fuera así, ¿qué actos buenos hice en mi vida como para ser considerado un selecto para ir al dichoso paraíso?
-Podría acostumbrarme... -dije revisando mis alrededores, al mismo tiempo que soltaba un suspiro de tranquilidad- Que aire más puro se siente aquí, no hay comparación con el que respiraba antes. En verdad se siente como si fuera un verdadero paraíso. Lo que se me hace raro es que no haya nadie aquí además de mí.
Me fijé en algo. Aquél árbol parecía tener una especie de entrada en su interior, y algo dentro de mí me impulsó a entrar ahí. No sabía que me podría esperar, pero me sentía en la obligación de hacerlo.
Comencé a caminar en dirección de aquella entrada, que estaba a unos cien metros de mí. En el camino, sentía los suaves pétalos de rosas acariciar mis piernas con cada paso que daba. Eso, sumado a la pureza que me transmitía el lugar, hizo que inconscientemente cerrara mis ojos, permitiéndome disfrutar la peculiar caminata.
En un momento dado, dejé de sentir el roce con las flores, y al fijarme bien, ya me encontraba delante de aquella imponente "puerta".
-Trátame bien, arbolito. -susurré por lo bajo, intentando calmar los repentinos nervios que sentía.
Volví a emprender mi caminata y poco a poco, sentía como el paisaje que anteriormente me rodeaba, iba alejándose a medida que seguía caminando. La luz de antes fue reemplazada por una oscuridad acogedora, que me hizo sentir una calma mayor que antes. Una calidez repentina se hizo presente, y antes de que me diera cuenta, estaba en frente de "algo".
No se qué "algo" en específico, solo sé que había algo delante de mí en medio de toda la oscuridad. Me quedé en silencio, intentando apreciar la tranquilidad que me transmitía.
-Veo que disfrutas estar en este lugar, ¿No? -escuché una voz proveniente de ese "algo" hablarme.
No retrocedí, me sentía en tanta calma que no experimentaba nada de miedo ni temor. Ante su pregunta, solo di un leve asentimiento.
-¿Cómo te llamas? -me dijo, con la misma calma con la que me habló antes.
-Me llamo... -me detuve un instante a pensar- ¿Cómo me llamo? Disculpe, no lo recuerdo.
-¿No recuerdas nada?
-Recuerdo mi vida, a mi madre, mi hermano y... lo que hice -respondí apenado por lo último- Pero no recuerdo mi nombre ni nada sobre mí... Es confuso.
-Ya veo -un pequeño silencio se formó. Yo esperaba atentamente a lo que me diría esa "persona"- Te estarás preguntando cómo llegaste aquí, ¿No?
Di un asentimiento, no queriendo interrumpir lo que me tenía que decir.
-Fui yo quién te trajo aquí. Esto por lo general no se suele hacer, pero simplemente no podía dejar pasar esta oportunidad.
-Disculpa pero... ¿Qué eres? -cuestioné, intentando sonar lo menos grosero posible.
-Soy una especie de deidad. Se me conoce con el nombre de "Árbol sagrado", y te he traído aquí para cumplir una misión que te encomendaré -declaró el árbol, dejándome mas dudas que respuestas- Permite que te cuente para que entiendas mejor, ¿te parece?
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Reencarnado en King (Yaoi)
Random¿Crees en las reencarnaciones? Puede sonar una pregunta algo tabú, y más si quizás eres de una cierta religión. Para mí, la respuesta era más que obvia: Es imposible reencarnar después de morir. Sin embargo, después de vivirlo en carne propia, no c...